Supongo que todo empezó días antes del festival deportivo. Mí mamá me llamo una semana antes. Mí familia no podría venir al evento por lo caro de las entradas y porque no podían pagarlas para todos. Yo les dije que no había problema, porque en ese momento no lo sentí como algo importante. Entendía que éramos pobres y que apenas tenían para comer cada día, era impensable que pudieran pagar boletos para cinco personas.
El Escape de Tarturus causo una gran depresión económica que Japón tardo años en intentar solventar, cientos de personas en las calles, el desempleo más alto del mundo, y una moneda con el valor del peso argentino, y aunque ahora no era tan malo como en el primer año del escape, aún se notaban las cicatrices. A las afueras de Tokio, cientos de personas se juntaban en comunidades precarias para tratar de sobrevivir. Yo viví ahí por tantos años, entre la tierra desnuda, días sin agua, y noches de inseguridad dónde el estruendo de balazos resonaba en la noche.
Siempre me vi muy obligada a sonreír, ser feliz cuando mis hermanos estaban tristes. Pero incluso la persona más feliz tiene límites.
Antes se ir a UA, yo trabajaba con mis padres en la construcción. No éramos una empresa, sino un conjuntos de trabajadores que mí padre lideraba que se dedicaba a construir casas en mí barrio. Yo era una más de ellos. Trabajaba desde temprano, comíamos en casa, seguíamos trabajando, y dormíamos la siesta en la obra. Mí participación aceleró mucho los procesos. Trasladaba bolsas de cemento como monedas, tiraba ladrillos desde el primer piso hasta el último, y llevaba herramientas por todas construcción. Así fueron un par de años de mí vida, entrenando mí Quirk constantemente. Pero incluso trabajando duro, nuestras ganancias no aumentaban. Costaba tanto sudor algo de sucio dinero que solo valía para alimentarnos esa noche. Pero yo me mantenía feliz, trayendoles esperanza a mis hermanos. Así fue, hasta un día.Eran las ocho de la mañana de un día de invierno, y aún el Sol no había salido y mí aliento se veía al suspirar. Tenia mucho sueño, pero el frío penetrante me mantenía algo despierta. Estábamos empacando las herramientas con mí papá, para hacer una obra al otro lado de nuestro barrio. Entonces escuche la puerta de mí casa cerrarse. Al girarme, vi a mí hermanita, Sumiko, de seis años, tratando de levantar una pala que pesaba más que ella, únicamente con su pijama.
-¡Sumiko! ¿Que haces levantada tan temprano? Y desabrigada, te vas a enfermar. Anda adentro. -Exclame
Sumiko me ignoro y trato de llevar la pala a la parte trasera de la camioneta.
-¡Sumiko! -Le dije acercándome
-Los quielo ayudal. -Se limito a decir, arrastrado la pala con pesar
Trate de detenerla y ella se libero de mí agarre.
-¡Los quielo ayudal!. -Tenía un problema para decir la r. -Polque siemple llegas cansada y sin ganas de jugal. Quielo que te puedas diveltil con nosotlos, Ju.
Mire si rostro, con algo de moquerio por el frío. Se notaba que temblaba aunque quisiera ocultarlo. Pero sus ojo, chicos como dos monedas, y brillosos, fue lo que más me dolía.
Se arrodillé y la abracé con fuerza. Dejé que mis ojos llorarán. Nunca me di cuenta lo tanto que había crecido.
-¡Perdón, Sumiko, te aseguro que un día conseguiré suficiente dinero como para nunca tener que volver a trabajar! ¡Así estaremos juntas, tu, yo, con mamá y papá! ¡Te lo prometo! -Le dije entre mí llanto
Lleve a Sumiko hasta su cama y la acosté. La pobrecita se había dormido en mí abrazo, seguro que por el frío y le hora.
Un poco después de ese día, busque alguna carrera para poder unirme y sacar dinero. Aunque pase por carreras como medicina, arquitectura, o abogacía, yo era muy mala y tosca en los estudios y no creo que una carrera tan pesada fuera para mi. Entonces, un día en la obra, salve a un trabajador de morir aplastado por un viga de metal. Supongo que fue el momento dónde supe que volverme una heroína era mí carrera. La entrada era gratis, los beneficios incontables, y la paga inmensurable.
Y ahora volvemos al presente.
Cuando tuve comida gratis y diaria, un dormitorio tan grande como una cuadra, y un cama entregada por el colegio, te olvidas de como era tu vida antes, de tus raíces.
No debo de olvidarme de mis orígenes, de mí causa, de porque estoy aquí. Tengo que sacarlos de ahí. Volverme rica, para poder liberarlos de esa miseria y llevarlos a dónde sea. Pagarles unas vacaciones a mis padres, jugar con Sumiko, y ofrecerles seguridad.
Y si para eso tengo que pasar sobre Eri Aizawa, lo haré.¡Volví! Espero que no sea el último capítulo que escriba antes de que se alineen los planes de nuevo.
Espero que estén teniendo una linda semana.
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Nueva Generación: Héroes Del Futuro
FanfictionHan pasado ocho años desde que la Clase 1-A se graduó y que Liga de Villanos fue vencida, y sus miembros capturados. Y ahora la paz está instaurada gracias al héroe Número 1: Midoriya Izuku. Pero una nueva generación de estudiantes llega, con Eri y...