Capitulo 19: Refuerzos

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Cuando el rayo de luz toda se dispersó se vieron dos figuras humanas. Dos jóvenes adultos. Uno llevaba una impecable armadura azul y su rostro se cubría con un casco. El otro estaba herido. Su armadura estaba resquebrajada, sangre salía de su boca y parecía tener un hueso roto. Parecía que incluso mantenerse en pie le resultaba difícil. El hombre de armadura azul se mostró sorprendido al ver al otro.

-¡Denji! ¿Qué te paso? -Exclamó el de armadura azul con preocupación

Denji trastabillo y cayó al suelo, siendo sujetado por el hombre de armadura azul. Padre abrió los ojos como plato y corrió hasta donde estaban los dos.

<¿Qué está pasando? ¿Quiénes son? >Se pregunto Eri asustada. No importaba. Tal vez era momento de aprovechar y huir. Fue entonces que Eri se dio cuanta de que Lila aún las miraba, fijamente, con una seriedad atemorizante. Estaba claro que no las dejaría escapar.

-Dios...Denji, estás muy herido. Tu frecuencia cardíaca es baja. -Susurro Padre mirando su tableta. -Te dije que no lo intentarás, que ellos eran muy fuertes ¿¡Porque no me escuchas!?

Padre se veía muy enojado pero al mismo tiempo preocupado.

-Y-yo solo quería...ayudar. -Musito el chico malherido antes de escupir un poco de sangre

Padre suspiro.

-Te llevaré a casa. Trataremos tus heridas. -Dijo Padre tecleando algo en su tablet. -Y luego hablaremos de lo sucedido.

-¡No! No...por favor...continúa con la misión. -Pidió Denji

-Hermano, estás terrible. -Dijo el hombre de armadura azul

-¡No puedes moverte! Tienes una costilla rota, además de varios huesos fisurados. -Explico Padre

-P-por favor...no-Pidió Denji más débil

Padre pareció pensarlo.

-Bueno. Si eso deseas. Hysoka, usa tu hielo para sanar los moretones y evita que le suba temperatura. -Ordenó Padre parándose del suelo y sacándose la tierra de la bata de laboratorio. -¿Como te fue con los héroes, Hysoka?

-Mi hielo los retrasara bastante. Con suerte horas. -Aseguro el hombre de azul, sin despegar la vista del herido

-Bien.-

-Disculpen, pero un padre tiene que preocuparse por sus hijos. -Explico Padre a Eri y Mitsuki. -Como sea. Esta misión ha estado llena de inconveniente. Veamos si podemos sacarle algo de provecho a eso.

Unos metálicos pasos sonaron entre los árboles y los androides aparecieron. Mitsuki estaba más cerca de la arboleda por lo que antes de que pudiera reaccionar, un robot la tenía inmoviliza en el suelo.

-¡ESTA BIEN, ESTA BIEN! ¡No me hagas daño! P-por favor. -Rogó Mitsuki llorando

Padre avanzó tranquilamente hasta donde estaba Kumo, aun gimoteando de dolor. De su bata saco una aguja, además de pequeños envases plásticos.

-Siempre tiene que complicar todo. No ven que solo era esto. -Dijo Padre mientras acercaba la aguja al brazo no herido de Kumo y la inyectaba en la muñeca. Kumo tembló un poco, probablemente tratando de resistirse. -No, no. Se un niño bueno y quédate quieto.

Eri veía con repulsión como la aguja se iba llenando de sangre. Siempre había tenido un temor a las agujas y heridas. Le había quedado como trauma de haber estado con Chisaki. En realidad, tras haberla recuperado, Aizawa la llevo a un hospital para inyectarle las vacunas que nunca antes le habían puesto y Eri recordaba como lloraba atemorizada, tan solo con el ver filo de la aguja. Simplemente no podía hacer nada con ese temor, se paralizaba y sentía una dolor profundo en el estomago.

Nueva Generación: Héroes Del FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora