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Jimin no dudó un segundo en cruzar a la florería ni bien tuvo un ratito libre.

Namjoon estaba de encargado esa mañana y era mucho más relajado que su padre.
Así que le permitió ir a retirar el pedido de la mamá de Tae sin problemas.

Al entrar se quedó asombrado, el local era enorme, había flores y artículos de jardinería por todos los rincones. Pensó encontrarse al señor Jeon allí dentro o con más suerte al mismísimo Jungkook pero no había sido ninguno de los dos.

En el mostrador había una muchacha, joven y de apariencia amigable. Una campanilla sonó cuando cruzó la puerta y la chica rápidamente lo saludó preguntándole que necesitaba.

— buen día, vengo a retirar unas semillas que encargó la señora Kim Na-ra— habló el rubio.

— buen día, dame un momento que lo busco— respondió amablemente.

Jimin miró el gafete en su uniforme, Tzuyu, ese era su nombre.

En menos de cinco minutos la chica tenía la bolsa lista para él.

—aqui tienes— dijo y se lo entrego.

Jimin agradeció con una reverencia.

—¿Te puedo ayudar en algo más?— agregó luego.

Quizás si, pensó el rubio.

— emm... ¿Jungkook no viene hoy?— preguntó indiscreto.

Tzuyu abrió sus ojos asombrada.

— No, él solo viene los días que su papá lo necesita ¿Lo conoces?—

—algo así ... Somos vecinos y amigos— se atrevió a decir bajo la atenta mirada de la muchacha.

— pensé que Jungkook no tenía amigos, eh... no lo digo de mala, pero hace más de una año que trabajo acá y nunca lo ví con nadie que no sea su papá— aclaró Tzuyu rápidamente.

—bueno, recién empezamos a conocernos pero vamos a ser buenos amigos, yo lo sé— dijo el rubio.

Si algo tenía de sobra era positividad.

— suerte con eso ... Yo intenté hablarle algunas veces pero me mira con esa cara que da miedo— rió nerviosa la chica— es muy serio. Viene, descarga todo lo que su papá le pide y se va— agregó.

—conmigo es muy tierno— respondió Jimin con una sonrisa orgullosa.

Era cierto, Jungkook se había reído a carcajadas jugando con él y hasta le había regalado una flor, bueno a su mamá, pero era más o menos lo mismo.

Jimin se sentía muy especial y afortunado y sabía que aunque le llevara tiempo iba a poder conocerlo mejor.

— Eso ya está pago— habló la chica dando por finalizada la corta charla.

Jimin agradeció nuevamente y salió de allí alegre. No había averiguado nada nuevo sobre Jungkook, pero había reafirmado que las personas con las que interactuaba eran contadas con los dedos de una mano e incluso le sobraban.

Durante el resto del día pensó y pensó en como volver a acercarse al pelinegro. Quizás podría intentar otra vez con la pelotita.

(...)

Jungkook estaba como siempre sentado junto al rosal, charlando o haciendo lo que fuera que hacía allí cada noche.

Jimin nunca antes había lavado los platos tan rápido en su vida, temía que el pelinegro se metiera en la casa antes de poder enviarle sus disculpas a través de la pelota mensajera.

Fix you ✨Completa✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora