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— Jimin— habló el pálido por lo bajo mientras sacudía a su compañero disimuladamente — ¡Jimin!— repitió con algo más de energía.

El rubio se había quedado dormido en clase, con su carita apoyada en las palmas de las manos, Yoongi le había estado mirando cabecear sin cesar durante casi toda la hora temiendo que el chico se durmiera y golpeara su rostro contra el pupitre. Por suerte aquello no había sucedido pero si el profesor que estaba dando tema lo descubría se comería una buena regañada.

—¡Jungkook te está llamando!— dijo a sabiendas de que ese nombre le haría despabilar.

—¿Q-qué?— respondió abriendo los ojos con bastante esfuerzo.

— Que te despiertes porque Choi te va a reprobar por tonto— contestó refunfuñando.

Jimin sacudió la cabeza intentando espantar el sueño para volver a la realidad.

Hacía días que dormía de pena y su cuerpo le estaba pasando todas las facturas.

— ¿Me perdí mucho?— preguntó preocupado cuando por fin se ubicó en tiempo y espacio.

— No sé hace cuánto te dormiste, yo si estaba prestando atención a la clase— respondió mostrándole su cuaderno lleno de apuntes — me di cuenta cuando empezaste a roncar bajito— agregó ahora conteniendo una risa burlona.

El rubio suspiró profundamente, ahora tendría que pedirle prestado esas hojas y pasar horas descifrando todo lo que había escrito con su letra tan particular.

— No podes estar así Jimin, vas a reprobar los finales si seguís dedicando tu tiempo a otras cosas— le regañó.

El rubio simplemente aceptó en silencio, sabía que estaba descuidando un poco sus estudios.

Desde hacía casi una semana Jungkook se había vuelto a encerrar dentro de si mismo.
Salía sin falta cada noche y se sentaba a su lado pero no le hablaba ni le dedicaba una mísera mirada. Solo se sentaba allí junto a él, escuchaba una o a veces dos canciones y regresaba a su casa en el más raro de los silencios.

Jimin lo respetaba y no intentaba conversarle a la fuerza. Quizás haberle confesado que escuchaba a su madre dentro de su cabeza había sido demasiado fuerte e íntimo y ahora el pelinegro necesitaba un tiempo de introspección.

Realmente no lo sabía con exactitud y era por eso que había pasado varias noches estudiando sobre esquizofrenia, sus síntomas, detonantes y tratamientos. Quería comprender si era esa enfermedad la que estaba acechando a Jungkook y de ser así quería tener el conocimiento para poder ayudarlo.

Se desveló hasta altas horas de la madrugada leyendo, mirando videos de personas que contaban sus experiencias, incluso una noche se durmió en el ordenador y fue Tae quien le regañó en esa oportunidad.

Cumplir con su trabajo en la cafetería por las mañanas, luego asistir a la Universidad, realizar las tareas de las asignaturas, sus charlas madre e hijo diarias, los encuentros nocturnos con el vecino y luego su investigación propia sobre enfermedades mentales eran demasiadas cosas para abarcar y Jimin lo sabía pero no podía evitar querer hacerlo todo.

Si tan solo Jungkook volviera a cooperar como lo estaba haciendo una semana atrás, podría preguntarle sobre el tratamiento que seguía, si tomaba medicación, si le contaba a su terapeuta sobre sus encuentros a escondidas, y muchas otras cosas que le quitaban el sueño, por ejemplo por qué lo observaba desde la florería pero nunca se atrevía a saludarlo y corría la mirada cuando sus ojos se encontraban.

Jimin lo había descubierto varias veces durante la última semana, al parecer el pelinegro estaba cubriendo a su papá en algunas tareas ya que este seguía con reposo según había escuchado a los Kim hablar durante una de las cenas de la familia.

Fix you ✨Completa✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora