13

2.7K 483 103
                                    

El talento del pelinegro para las tareas de jardinería era más que visible. Había limpiado y plantado semillas de diferentes flores en cada una de las viejas macetas olvidadas en el patio de los Kim.

Lo había hecho con una dedicación y paciencia que Jimin sin dudas admiraba.

Ahora comprendía porque el jardín de su antigua casa lucía tan hermoso.

Terminaron con todas las tareas que la mamá de Tae les había encomendado para eso de las cinco de la tarde y después de guardar todo lo utilizado y cambiarse decidieron sentarse a mirar una película para descansar.

Jungkook había regresado a su casa para lavarse y ponerse ropa limpia y al regresar había sido invitado por Jimin a acompañarlos.

Bajo la atónita mirada de Taehyung que todavía no podía creerlo, Jungkook se sentó en el sillón grande, en una esquina con las piernas cerca de su pecho y las manos encondidas dentro de las mangas largas de su sweater.

— ¡yo digo que miremos La La Land!— exclamó el castaño con entusiasmo una vez que estuvieron los tres reunidos en el living.

Jimin rodó los ojos. Su amigo era demasiado fan de los musicales.

—Esa la vimos hace dos días Tae—

—emm... Entonces... ¡Moulin Rouge!— propuso excitado.

Jimin negó con los brazos cruzados frente al televisor.

—¡Chicago!— intentó por tercera  vez.

Tae era terco, pero Jimin lo era aún más.

Los ojos del rubio rodaron en blanco de manera exagerada.

Jungkook sonrió encondiendo su rostro entre sus manos. Hacía mucho tiempo que no compartía nada con chicos de casi su misma edad.

Estaba descubriendo que era muy entretenido.

—Miremos algo más... Algo con más acción— Jimin pensó por algunos segundos— ¡Harry Potter!— dijo con entusiasmo al recordar que en uno de los mensajes voladores Jungkook le había dicho que le gustaba la magia.

Si le gustaba la magia seguro disfrutaría mirando Harry Potter.

— ¡no Jiminah, dura como tres horas!— refunfuñó el castaño.

—Votemos— propuso altanero el rubio.

Tae le miró entrecerrando los ojos. Jungkook no hablaba como iba a hacer para votar.

—¿Jungkook querés mirar un musical?— preguntó Jimin mirando al pelinegro que estaba hecho bolita en el sillón.

Jungkook no se movió ni levantó la mirada. Nada de nada.

Taehyung miró al rubio preguntando silenciosamente que estaba tramando.

— ¿Querés que mejor miremos Harry Potter?— volvió a intentar.

El pelinegro levantó la cabeza tan solo un poco para mirarlo a los ojos y asentir suavecito mientras mordía el puño de su camiseta.

— ¡somos dos contra uno!— exclamó felíz mientras le sacaba el control remoto del televisor al castaño y buscaba la película.

Tae se agarró el pecho fingiendo un ataque al corazón.

—vecino traidor— dijo bajito indignado.

Jimin se atrevió a sentarse en el mismo sillón que Jungkook, no muy cerca para no invadirlo pero lo suficiente para escucharlo reír bajito cuando algo gracioso pasaba en la pantalla.

Tae se sentó en el piso rodeado de almohadones.

La señora Kim les trajo jugo y algunos snacks para que coman como merienda, se lo merecían habían dejado el patio muy bonito.

Con el pasar de los minutos el pelinegro se veía más relajado.

Jimin disimuladamente lo observaba de a ratos, sus ojos brillaban tan hermosamente mientras estaba concentrado en la película y sus sonrisas tiernas eran las más preciosas que había visto jamás.

Se obligaba a prestar atención a la pantalla, aunque se le hacía difícil teniendo a Jungkook tan cerca. Había sido un día tan especial, habían avanzado tanto.

Lo había escuchado hablar por primera vez e incluso le había dicho bonito.

Jimin flotaba en una nube de felicidad.

No solo porque el vecino le había parecido terriblemente guapo desde la primera vez que lo vio sino porque sabía perfectamente el esfuerzo que le implicaba al pelinegro comunicarse.

Estaba superando sus miedos o lo que fuera que sintiera solo para acercarse un poco a él. Jimin no entendía porqué lo había elegido para aquello. Que tenía él de especial para merecer ese privilegio.

Pero no iba a romperse la cabeza pensando en eso, iba a disfrutar y ayudarlo en todo lo que pudiera.

Estaba sumergido en aquellos pensamientos cuando sintió un roce suave en la mano que tenía reposando en el sillón.

Bajó la mirada y vio el momento exacto en el que el dedo meñique de Jungkook se entrelazó con el suyo.

El pelinegro tenía la vista fija en la película pero el rubio pudo ver claramente como una sonrisa tímida se formaba en sus labios.

Jimin quería gritar de la emoción, correr a agarrar su celular y tomarle una foto a sus manos juntas.

Sí, estaba demasiado exaltado.

Pero lo disimuló muy bien. Ajustó el agarre entre sus dedos disfrutando en silencio lo cálida y suave que se sentía la piel de Jungkook.

Intentó prestar atención otra vez a la pantalla frente a ellos pero fue imposible.

Solo podía pensar en que estaban ahí juntos, con sus meñiques enlazados como si de una promesa muda se tratara.

El rubio ya lo había decidido desde hacía muchos días atrás, estaría a su lado y lo ayudaría a superar lo que fuera que estuviera lastimándolo.

Solo necesitaba que Jungkook confiara en él un poco más y le abriera su corazón.


































Maratón 3/3






Fix you ✨Completa✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora