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Jimin estaba disfrutando mucho la salida, tanto Tae como sus amigos lo habían hecho sentir bienvenido en el grupo. Nunca antes había jugado a los bolos así que era bastante malo en sus tiradas pero no era el único, así que todos reían a la par cuando la bola se desviaba hacia el canal sin derribar ningún pino.

Tenía que admitir que su mejor amigo había tenido un poco de razón y necesitaba distraer su mente y divertirse. Lo estaba haciendo sin dudas, pero no podía evitar revisar su celular cada cierto tiempo esperando ver una respuesta de Jungkook a su mensaje.

Quería saber si le había gustado la canción o no, quería conversar con él, no importaba de qué, ahora que tenían un medio de comunicación directo sentía la necesidad imperiosa de utilizarlo.

Dios, estaba tan embobado con Jungkook.

Se reía de si mismo y guardaba el teléfono nuevamente en su bolsillo con disimulo para que Taehyung no lo regañe.

— Entonces ¿Te gusta la vida de ciudad? Tae me contó que antes vivías en un pueblo y estabas un poco aburrido — preguntó amigablemente Hoseok mientras se sentaba a su lado, era uno de los chicos que conformaban el grupo con el que habían salido.

Jimin asintió.

— si, me gusta, aunque a veces me siento algo agotado y extraño la rutina tranquila de mi antigua casa— confesó entre risas apenadas.

— es normal, a todos nos pasa que llegamos a un límite a veces... Pero es cuestión de saber organizar el tiempo y siempre tener momentos de ocio... Como este— aconsejó el pelirrojo.

— tengo que admitir que si, debí aceptar la salida mucho antes— respondió el rubio con sinceridad.

De verdad se sentía cómodo, como si esos chicos también fueran sus amigos.

— ¡Jiminah te toca!—

Jimin se levantó decidido a derribar al menos un pino, no podía ser tan complicado.

Eligió la bola de manera minuciosa, observando cada detalle de ella como si fuera un profesional.

Se paró en medio de la pista, respiró hondo y la lanzó con todas sus fuerzas y esperanzas, manifestando que sería la jugada de la noche.

Increíblemente lo fue.

Había derribado los pinos de un solo golpe y todo el grupo se acercó a festejar con él, saltando y gritando como desquiciados. Ni siquiera se fijaban en qué equipo estaba cada uno, el simple hecho de que alguien le atinara era motivo de alegria.

— ¡Woooooaaaaah!— Hoseok exclamó sorprendido para luego romper en carcajadas altas que se escuchaban hasta la calle.

— ¡Jimin! ¡Jimin! ¡Jimin!— Tae había empezado a corear y todos los demás le siguieron haciendo al rubio ponerse rojo de la vergüenza por estar siendo el centro de atención.

Definitivamente había sido una buena decisión salir un rato.

El lugar estaba en el centro, muy cerca de la cafetería en donde trabajaba cada mañana, podía incluir en su rutina jugar allí de vez en cuando, quizás hasta podría volverse bueno en aquel deporte.

¿El bowling era un deporte?

Jimin no lo sabía pero le estaba gustando practicarlo y eso era lo importante.

¿A Jungkook le gustaría jugar con él alguna vez?

Estaba seguro que si, y de que con esos brazos que tenía el pelinegro podría levantar las pesadas bolas sin problema.

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