Capítulo 1

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Has hecho muy bien rompiendo tu compromiso –le dijo Lalisa Manoban en voz baja, y con un gesto de la cabeza señaló la pista de baile donde el príncipe Mark y su novia disfrutaban del baile.

—Mark te habría hecho muy infeliz.

La princesa Jennie Kim bebió de su copa de champán.
—¿Cómo puedes estar tan segura Lisa?

—No hay química en sus miradas, ni al momento de hablarse –hizo una pausa y añadió–: Nada de química a lo que se parezca que hay entre tú y yo.

Jennie hizo un movimiento con la barbilla antes de apartar la silla de la mesa en la que estaban sentadas ellas solas, y el movimiento provocó un sensual soplo de perfume.

—No podemos tener esta conversación ahora –le contestó Jennie–. Lo que sugieres es imposible.

Lisa puso su mano sobre la de Jennie antes de que pudiera levantarse.
—¿Por qué es imposible princesita?

—Lo sabes muy bien Lisa –deslizó la mano de debajo de la suya–. Debo reservarme para mi esposa o esposo. Mi pureza será un regalo para esa persona que elijan mis padres.

—¿Un regalo?

El concepto era tan ridículo que casi la hizo reír, pero no era cuestión de risa.

Pensó en la hermana mayor de Jennie, heredera al trono, acostándose con todas las mujeres que veía, con el beneplácito de su padre, sin privarse de ninguno de los placeres de la vida, que le negaría a su hermana por el mero hecho de haber nacido normal.

Ahora en la prensa se decía que Mark la había dejado plantada, dijeran lo que dijesen para encubrirlo en el comunicado oficial de prensa, y los rumores apuntaban a que Jennie se había prometido con un duque mayor de edad, lo cual era totalmente falso.

Seducirla no le planteaba a Lisa dilema alguno.

Jennie la deseaba. Lisa lo sabía y ella, también.

—Es decir, que solo eres una posesión.

La confusión enturbió sus ojos felinos.

—¿Es eso lo que quieres decir con la palabra regaló? –continuó Lisa–. ¿Que no puedes decidir sobre tu propio cuerpo? ¿Que solo eres un recipiente para la próxima generación?

—No es eso Lisa.  Es que soy una princesa, y esta es mi vida. He nacido para ello.

—También eres una mujer igual que yo, y eres libre de tomar tus propias desiciones.

Lisa se acercó un poco, rozándole un brazo, ejecutando un movimiento suave más para la caza.

La princesa Jennie Kim había sido criada apartada de las demás mujeres.
Que tenía clase y elegancia no hacía falta ni decirlo.

Hermosa, de fino cabello negro, con unos ojos felinos de mirada sensual y del color único, toda una belleza, tenía una piel que parecía no haber visto jamás a la luz del sol, de un brillo reluciente y claro.

Aquella noche llevaba un vestido de color salmón hasta la rodilla que realzaba sus generosos senos y su pequeña cintura sin dejar al descubierto ni un centímetro más de lo necesario.

Tenía el cabello recogido en un moño en lo alto de la cabeza, y todo su aspecto recordaba el glamour y sofisticación de siempre.

Era un look que solo ella podía llevar y estar tan hermosa como siempre.

—Jennie, tu primera vez debería ser especial. Debería ser con alguien que te adorara y que pudiera cuidar de ti, y no con sangre de realeza de sangre fría que se limitara a cumplir con su deber.

La Mejor Desición (Adaptación Jenlisa G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora