Capítulo 22

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No contesto a la pregunta de Jennie.

Su mirada felina caliente no se apartó de sus ojos.

Seguía con aquel atuendo de invierno.

Solo se había quitado el gorro, pero estaba más sexy que si se hubiera presentado ante ella con lencería de encaje negro.

Respiró hondo, y de pronto sintió que la mano de Jennie se apoyaba en su pecho.

—Siento mucho haber salido huyendo con tu dinero Lisa.

El calor de su piel le traspasó la ropa y llegó a su torrente sanguíneo.

Una sonrisa asomó a sus labios.
 
—Sé que piensas que ya no vas a poder fiarte de mí, pero te prometo que nunca volveré a hacer algo así.

Voy a confiar en ti Lisa, y espero que un día puedas recuperar tú la confianza en mí –entonces una verdadera sonrisa iluminó su rostro–. Seremos tú y yo contra todas las personas de la familia real.

Seremos únicas y peligrosas.

—¿Quieres abrirte paso a tiros hasta la libertad?

—La metáfora no es buena –respondió Jennie, haciendo una mueca de burla–. Aunque la verdad es que no sería la primera vez que pensara en escapar con tiros.

—Entonces, ya tenemos algo en común –replicó Lisa y, con la sensación de estar desconectanda una parte de sí misma, tomó su mano para apartarla y abrió la puerta del baño.

—Deberíamos prepararnos para bajar a cenar Jennie

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El restaurante del hotel era grande pero oscuro, con mesas de todos los tamaños y formas diferentes, todas cubiertas por manteles marrones.

Jennie miró a su alrededor atónita.

Era la primera vez que estaba en un sitio así.

Aquello parecía de otro planeta, casi de una película, pero era maravilloso y aterrador.

Toda aquella gente… la recepcionista no había exagerado en cuanto a lo ocupados que estaban.

Una jovencita se acercó a saludarlas, y el único distintivo de que trabajaba allí era un pequeño delantal negro.

Cuando Lisa le dio su número de habitación, los ojos se le abrieron de par en par e inmediatamente miró a Jennie.

Probablemente la chica de la recepción no había podido dejar de contarles a sus compañeras quién se alojaba en su hotel.

Por lo menos el tiempo era lo bastante malo para evitar que la prensa subiera la montaña y acampara fuera.

Las condujeron a una mesa en un rincón, la única libre que se veía.

Hubo unas cuantas miradas, pero, si alguien la reconoció, Jennie no se dio cuenta.

El anonimato había sido fácil de mantener en la pequeña cabaña.

Además, había salido envuelta en ropa y pertrechada con gafas de sol para evitar el sol y la curiosidad de las personas a su alrededor.

Aquella noche se había dejado los vaqueros puestos, pero llevaba un jersey limpio de color cereza y se había soltado el cabello.

Lisa no tenía con qué cambiarse, así que seguía con la ropa que había llegado a buscarla.

Su mirada era profunda y aportaba un toque de peligro que a ella le aceleraba el pulso.

La Mejor Desición (Adaptación Jenlisa G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora