Capítulo 9

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Durante la noche, el clima suave de las semanas precedentes dio paso a una lluvia torrencial.

Hasta todo su país, famoso por disfrutar del sol todo el año, tenía que enfrentarse al invierno de un modo u otro.

Pero el mal tiempo no bastaba para desanimar a quienes deseaban hacer llegar sus para bienes.

Los habitantes de su país no parecían haberse tomado en serio el anuncio del palacio en el que se decía que la boda que tendría lugar aquel día iba a ser una celebración íntima de solo la familia.

Ver a su pueblo allí la conmovió y la animó al mismo tiempo.

Por ellos lo hacía. Por todas esas personas sin cuyos buenos deseos y consentimiento su familia no tendría nada.

La familia real necesitaba ser amada y debía procurar la paz y la prosperidad para su pueblo.

Pero no era momento para esa clase de preocupaciones.

Tenía que ocuparse de su boda.

En tres horas se casaría con Lisa, y aquella misma noche, se iría a vivir a su casa, algo que debería asustarla, pero las burbujas que sentía en el estómago no eran de terror, sino más de excitación.

Iban a casarse las dos y, por lo tanto, compartirían cama.

Llamaron a la puerta.

Irene siempre presente en su habitación, fue a abrir la puerta.

Esperaba ver a otras de sus acompañantes dispuestas a prepararla para el evento, pero se llevó una sorpresa al ver que se trataba de Nancy, la secretaria particular de su padre.

Detrás de ella iban cuatro de las asistentes más jóvenes de su padre.

—Disculpe que la moleste, Su Alteza –dijo Nancy–, pero necesitamos hacer un inventario de todas sus joyas.

—¿Para qué?

—Su padre ha pedido una lista completa de las piezas que obran en su poder.

—¿Para qué? –repitió, deseando que Irene no estuviera allí parada, escuchando y mirando como una tonta.

—El rey no me ha hecho partícipe de sus razones, pero me imagino que tiene que ver con su marcha del palacio –la mirada de Nancy era de compasión, no cabía duda, pero su tono seguía siendo absolutamente profesional–. Su padre no está en sus habitaciones si quiere hablar de esto con él, pero yo tengo órdenes y he de tener hecho el inventario en dos horas. De las joyas y de toda la ropa también.

—Mi boda es dentro de tres horas.

—El inventario tiene que hacerse ahora. Su padre lo utilizará para decidir cuáles de sus posesiones han de quedarse en el palacio.

Ha dispuesto el personal necesario para embalar el resto durante la celebración.

—Irene, llama a mi padre por teléfono –dijo con un tono más áspero del que utilizaba normalmente.

Primero, el comunicado de prensa que se había emitido sin que ella lo supiera, en el que se decía que todas sus obligaciones relacionadas con la familia real quedaban suspendidas por el momento, para darle tiempo de acomodarse a su nuevo estado, ¿Y ahora, aquello?

¿Cuál sería el siguiente castigo de su padre?

¿Obligarla a quedarse en ropa interior y hacer el camino de la vergüenza por toda la ciudad?

Irene le dijo que su padre no estaba disponible, que la vería cuando hubiera de acompañarla hasta el altar.

Jennie se obligó a aparentar calma, ya que nada se podía hacer por el momento, pero, cuando Rosé y Nayeon llegaron entusiasmadas y ella se sentó ante el tocador para que pudieran empezar con su trabajo, no logró desconectar sus pensamientos.

¿Tan vergonzoso era lo que había hecho?

Al fin y al cabo, a su hermana menor, le habían permitido casarse con una persona que no es de la realeza.

Su padre incluso le había dado sus bendiciones.

Pero, claro, la persona con la que se casó su hermana menor, aunque no tenía título, no tenía la reputación de Lisa.

Y su hermana menor siempre había sabido cómo manejar a su padre y a su hermana mayor con el dedo meñique.

Jennie siempre había sido la hija buena y obediente, y un solo error había bastado para hacer de ella una repudiada.

Uno, no. Dos. Había dejado escapar a su ex prometido.

En opinión de su padre, había sido culpa suya que su compromiso quedara cancelado.

La hija que había criado para que se casara con alguien de la realeza –cualquie pretendiente con título habría valido–, había dejado escapar a las personas que la pretendían, destruyendo el Gran Matrimonio que había urdido desde el día de su nacimiento.

Por eso su padre había dejado que su hermana menor se casara con Jack: porque esperaba con arrogancia que Jennie su hija perfecta pudiera enganchar el primer premio mayor y casarse con alguien de poder y linaje.

A pesar de la serenidad que aparentaba mientras sus acompañantes revoloteaban a su alrededor maquillándola y peinándola, tenía la sensación de que alguien arañaba la superficie de una pizarra con las uñas, viendo cómo Nancy y sus ayudantes rebuscaban en su guardarropa y en sus joyeros.

Incluso una de ellas anotó los pendientes que llevaba puestos.

—Seguro que te habría gustado que tu madre estuviera aquí para verte –observó Irene, fingiendo una compasión que no sentía, un momento antes de salir de sus habitaciones.

Rosé, que estaba retocando la posición de la corona, la miró frunciendo el ceño.

Irene no era una miembro querida del personal.

Jennie miró el reflejo de su prima en el espejo, apretando sin querer el satén marfil de su vestido.

Había hecho todo lo posible por no pensar en su madre aquel día.

Irene habría sido más delicada si le hubiera atravesado el corazón con un puñal.

—Gracias por recordarme lo que me falta –respondió Jennie con suma frialdad–. Tu apoyo en el día de hoy ha sido de un valor incalculable.

Tomó la mano de Rosé, su mejor amiga y se levantó.

Si su madre viviera, habría sido su mano la que habría tomado.

Su madre era la única persona con la que nunca había tenido que ponerse la máscara y ser tan natural.

Parpadeó rápidamente para deshacerse de las lágrimas que inesperadamente le habían brotado en los ojos y se llevó la mano al estómago.

Si su madre viviera, todo sería exactamente igual.

Ella siempre anteponía la familia real a todo lo demás.

El deber por encima del deseo....

El deber por encima del amor....

Tendría que erguirse y llevar la cabeza bien alta, pero, si su madre viviera, podría aferrarse a su mano al hacerlo y transmitirle la paz que necesitaba.

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Gracias por leer ✨

La Mejor Desición (Adaptación Jenlisa G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora