Capítulo 10

1.9K 258 4
                                    

Aun tratándose supuestamente de una boda íntima y pequeña, unos cien invitados se apiñaban en la capilla donde se casaría con su esposa.

Lisa estaba convencida de que, si Jennie se casara con una chica sin títulos, la ceremonia habría tenido lugar en la famosa catedral del país, con miembros de la realeza y líderes de otros países como invitados.

Las celebraciones durarían todo un fin de semana, y no habría bastado con el servicio corto y el banquete que iban a tener ellas.

Para cualquier otra persona, una boda como aquella sería un evento del que estar orgullosa, menos para Jennie, que sería otro castigo más.

Desde luego el rey estaba siendo muy hábil.

Una boda como aquella le mostraría al mundo que apoyaba a su hija, a pesar de que desaprobaba a su futura nuera.

Cuando el matrimonio se disolviera un año después, el rey sería considerado como un padre sabio y amoroso que anteponía la felicidad de su hija a sus propias dudas.

Intentó imaginarse a bebé que se estaba formando en el vientre de Jennie. «Su bebé».

Una vida frágil que necesitaría su amor y su protección.

Las promesas que ambas estaban a punto de pronunciar le permitirían darle lo mejor a su bebé y a Jennie.

Al fondo de la capilla, un fotógrafo manipulaba el trípode de su cámara.

La revista nueva iba a publicar una edición especial dedicada a la boda, pero Lisa había dejado muy en claro que no quería saber nada de fotos, aparte de las oficiales.

—No falta mucho –murmuró Jack a su lado.

Jack, experto en seguridad, se había casado con la hermana menor de Jennie el año anterior y era el padrino elegido por el rey.

El rey había insistido en que lo fuese, y al menos a Lisa no tenía que mentirle.

Siendo miembro de la familia real, aunque en un sentido periférico, conocía exactamente el porqué de aquella boda.

Al volverse vio a Jisoo. La hermana mayor de su esposa tenía una expresión fría y recordó otra vez el aviso de Jennie.

Aunque le había quitado importancia, había creído prudente incrementar la seguridad y había contratado a Jack el día después de aquella horrible ópera para que revisara a conciencia su casa y sus oficinas.

Por suerte todo estaba en orden.

Detestaba que la seguridad se paseara pegada a sus talones.

No era más que un símbolo de estatus.

Pero había contratado a la mejor seguridad durante los meses que fuera a durar su matrimonio, ya que el padre de Jennie se había negado a que los guardaespaldas de su hija se fueran con ella.

Consultó el reloj.

Faltaban dos minutos.

Entonces, justo a tiempo, llegó Jennie.

Los invitados se pusieron en pie y giraron la cabeza hacia atrás para poder ver a la princesa entrar.

La lluvia que arreciaba fuera era ya una tormenta en toda regla, y unas intensas ráfagas de viento tiraban de la cola de su vestido de color marfil, que tenía un escote redondo que insinuaba el comienzo de sus senos y ceñía su cintura.

Era como si llevase su propia máquina de viento detrás.

Un velo le cubría la cara, y cuando la vio avanzar despacio por el pasillo central pensó que parecía toda una reina.

La Mejor Desición (Adaptación Jenlisa G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora