Capítulo 12

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Cuántas humillaciones podía soportar una persona?

Jennie parpadeó para contener las lágrimas que habían estado amenazando con brotar todo el día.

Lisa ya no la encontraba atractiva. Era la última indignidad que añadir a un día que había sido espantoso.

El peor desde aquel en que tuvo que despedirse de su madre.

Se volvió a mirar aquella habitación extraña que iba a ser solo para ella.

Ni siquiera iban a fingir ser un matrimonio de verdad.

Durante doce meses iba a ser la esposa de Lisa y la tailandesa no deseaba tener relación física alguna con ella.

Los rechazos antes de casarse habían sido dolorosos, pero aquel rechazo de Lisa lo era todavía más. Infinitamente más.

Como era posible que no quisiera dormir en la misma cama..

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La náusea que había controlado durante todo el día atacó con fuerza de repente y a duras penas llegó al cuarto de baño, donde arrojó la poca comida que había logrado ingerir.

Luego, se sentó en el suelo y se tapó la cara con las manos.

Era difícil pensar con aquel zumbido en la cabeza, pero tenía que hacerlo.

Aquel apartamento iba a ser su hogar durante el siguiente año, y no podía pasarse los doce meses tirada en el suelo del baño compadeciéndose.

La autocompasión no cambiaba nada.

Poniéndose en pie con dificultad miró la bañera exenta y la ducha, intentando decidir cuál usar, y se dio cuenta de que sus útiles de aseo habían sido colocados en una bandeja junto a la bañera, exactamente de la misma marca que los que ella utilizaba en casa.

En cierto modo, Lisa estaba intentando hacer que aquella transición sea lo menos dolorosa posible.

Y al ver su reflejo en el espejo cayó en la cuenta de que, tanto para bañarse como para ducharse, iba a necesitar quitarse el vestido de novia, pero ¿Cómo?

En sus sueños se había imaginado que sería Lisa quien lo hiciera.

De hecho, el sueño había contenido todo lujo de detalles con besos y caricias.

¿Entre las ocupaciones de su nuevo personal estaría ayudarla a desvestirse?

Seguramente, no. Como podía pedir eso a personas que no conocía.

¿Y a Lisa?
Por supuesto que no. No quería volver a darle una excusa a esa chica para rechazarla.

De modo que era una mujer adulta tan indefensa como una criatura. Así la habían educado. No había sido decisión propia.

Pues bien: Ya era hora de aprender a valerse por sí misma, y aquel momento era tan bueno como cualquier otro para empezar.

Volvió al dormitorio y buscó por cajones y armarios hasta encontrar lo que buscaba.

!Tijeras!

Aplicó la punta de la tijera a la manga del vestido y comenzó a cortar.

Y no dejó de hacerlo hasta que la tela se desprendió de su cuerpo y pudo quitárselo por si sola.

Fue como si mudase de piel.

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¿Estás segura de que esto es todo lo que han enviado desde el palacio? –le preguntó a Mina, que la observaba con ansiedad.

La Mejor Desición (Adaptación Jenlisa G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora