Capítulo 6

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Inténtalo otra vez Rosé, por favor – Jennie se clavó las uñas en las palmas de las manos, única muestra exterior de su inquietud interior–. Pregúntale si ella está libre el jueves.

Una hora antes le había pedido de favor a su mejor amiga Rosé, la única que estaba de su lado, que llamase a Lisa y le pidiera una cita para cenar el miércoles, a lo que la Tailandesa creía que era una órden del Rey o de Jisoo había contestado educadamente que no podía, que ya tenía otro compromiso.

Rosé desapareció en el pequeño despacho adyacente, dejando a Jennie a solas con Irene, cuyos ojos de su mirada penetrante la estudiaban con mal disimulada curiosidad.

—Me gustaría que tomases uno de los carros del palacio y fueras a la tienda nueva de moda Chanel para que me trajeras una selección de sus encajes nuevos.

Jennie no le dijo por qué. Solo quería deshacerse de su prima Irene un rato.

—Puedo llamar y pedir que los traigan al palacio Jennie.

—No. Quiero que vayas tú personalmente. Conoces mis gustos y sé que elegirás bien primita.

Irene no podía negarse, pero aun así exageró la búsqueda de su bolso, que estaba al pie de la silla.

En cuanto vio salir a Irene, cerró los ojos y respiró hondo.

El comportamiento de Irene, incluidas sus risitas y su descarado afán de espiarla, era ya muy intolerable.

¿O sería quizás que su paciencia se había agotado ya? Desde luego, las hormonas del embarazo campaban por su cuerpo a sus anchas.

Cada vez le costaba más esfuerzo mantener la pose que había adoptado toda la vida.

Rosé volvió a entrar negando con la cabeza.

—Jennie, Lisa tenía ya otra cita para el jueves por la noche.

—Y seguramente otra para el viernes y el sábado –murmuró Jennie.

Le había hecho falta todo su valor para pedirle a su padre el número particular de Lisa, pero su padre la había sorprendido dándoselo así sin algún interrogatorio.

Eso sí, sin mirarla a la cara. Su padre no había vuelto a hacerlo desde que llamó bastardo al hijo que crecía en su vientre.

Cinco días habían pasado ya de aquello.

Cinco días que su padre la seguís tratando peor con palabras y cinco días que había pasado intentando aclararse las ideas de su mente.

Ni esperaba ni quería amor de nadie.

Lo único que le importaba ahora era el bienestar de la pequeña criatura que llevaba en su vientre.

Tenía que proteger como sea a su pequeño bebé, porque todo lo que percibía a su alrededor era peligro.

Respiró hondo. Sería mejor que la llamara personalmente.

Pero antes de entrar en el despacho, tuvo que salir corriendo al baño y vomitó el desayuno que hace pocas horas había probado.

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El teléfono de Lisa vibró nuevamente sobre la mesa.

Maldiciendo por no haber quitado la vibración al tiempo que el sonido, miró la pantalla.

El mismo número que hacía diez minutos.

¿Será que Jisoo no tendrá nada más que hacer que solo llamarla.

Pulsó el botón de respuesta.
—Dígale a la princesa Jisoo que no estaré disponible hasta el día de la boda con Jennie, y, si no le gusta, ya puede…..

—Soy Jennie.

La sorpresa de oír su voz y la frialdad de su tono la dejaron un momento paralizada, sin decir una sola palabra.

—¿Sigues ahí Lisa? –preguntó Jennie.

Lisa carraspeó.
—Sí Jennie, sigo aquí. ¿Qué puedo hacer por ti?

—Necesito verte.

—Como le expliqué a la chica que me llamó antes, no tengo tiempo libre hasta el día de nuestra boda Jennie.

—Lisa estoy segura de que podrás encontrar el tiempo suficiente.

—¿Es importante?

—Lisa, vamos a tener un hijo juntas.

—Soy consciente de ello Jennie. Es la razón por la que tú padre te obliga a casarte conmigo.

Hubo una breve pausa.
—En eso tienes razón Lisa, pero puede que nuestro matrimonio vaya a ser temporal, pero nuestro bebé es para siempre.

A menos que Jisoo me haya dicho la verdad y el bebé no te interesa en lo más mínimo.

Lisa suspiró. No le sorprendía nada semejante mentira de parte de Jisoo.

—Se le deben de haber cruzado los cables a esa chica que es tu hermana. Desde ya quiero con mi vida a ese pequeño bebé y haré todo lo posible para que no le falte nunca nada.

—Entonces, ten la cortesía de reunirte conmigo Lisa.

Hubo algo en la voz de Jennie que la hizo aceptar de una manera rápida.

—Claro que si Jennie, pero tendrá que ser en un lugar neutral a solas. No en el palacio.

—Iba a sugerir lo mismo Lisa –hubo un breve silencio de parte de ambas –. ¿Te gusta la ópera?

—No.

—Bien. Mi familia tiene un palco privado en el Teatro del Centro. Están representando una nueva función. Estará libre el viernes, así que podemos tenerlo para nosotras solos.

—No podría ser en otro lugar, porque acabo de decirte que no me gusta la ópera.

—Así la música no te distraerá cuando hablemos las dos.

Rechazar a su asistenta pensando que el recado era de parte de Jisoo había sido mucho más fácil que rechazar la llamada de Jennie personalmente.

Sería más fácil si estuviera dando órdenes como una histérica, pero su serenidad la hacía sentirse un poco tonta por no haber preguntado antes de quién se trataba al teléfono, habría ahorrado tiempo antes de hacerla esperar en sus llamadas.

—De acuerdo princesa. El viernes sin falta –dijo Lisa antes de colgar.

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Gracias por leer ✨

La Mejor Desición (Adaptación Jenlisa G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora