Capítulo 31

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El personal de Lisa las aguardaba en el aeropuerto para cambiar de avión, en una sala privada, todas las personas de confianza la estaban resguardando.

En cuanto entraron, se dirigió directo a Mina que las esperaba en el lugar exacto.

-Mina vas a volar con Jennie a Nueva York.

La joven asintió solemne.

-Pasaremos la noche en mi hotel con toda la seguridad posible -continuó Lisa, dirigiéndose a las demás personas-, y, cuando el avión vuelva, nos iremos a.....

Sintió un tirón en la manga de su traje.

Jennie, más pálida que ninguna y con los ojos enrojecidos, preguntó:
-¿Es que acaso no vienes conmigo?

Lisa apretó los dientes.
-Me voy a otro lugar.

-Puedo ir contigo a donde sea, si no quieres ir a Nueva York.

-No Jennie. Aquí es donde nos separamos.

Solo debes avisarme si no eres feliz en Nueva York, encontraremos otro sitio para tí que te agrade.

-¿Nos separamos? ¿Qué quieres decir con eso?

Lisa cerró los ojos un segundo, tratando de encontrar las palabras exactas.

-Aquí es donde ponemos el plan en marcha.

Todo de lo que hemos hablado las dos.

A partir de ahora eres libre Jennie.

Sé que es bastante más dramática la escena de lo que las dos nos habíamos imaginado, pero las cosas han salido de esta manera impredecible.

-Pero... ¿y tú Lisa? Mi padre no te ha devuelto los documentos, ni ha retirado la acusación de fraude.

Las personas y empresas extranjeras pensarán que eres una chica fugitiva.

Por su culpa, no iba a poder poner un pie en el país jamás.

Todo por lo que Lisa sola había luchado desde pequeña, estaba perdido. Y todo por su culpa.

Lisa se encogió de hombros.

Eso ya no importaba, si su esposa Jennie estaba sana, salva y alfín era libre.

-Jennie, no tengo esperanzas de recuperar nada, y no me importa, las empresas eso es lo de menos.

-Lo importante es tu seguridad y la del bebé ¿Tienes la tarjeta de crédito que te di?

Jennie asintió aturdida.

-Tiene crédito ilimitado. Compra lo que necesites. Lo que sea sin límites. Compra un lugar donde te sientas cómoda y feliz.

-Pero, puedes venir conmigo Lisa -susurró Jennie-. Podemos ser una familia.

El corazón le latió con tanta intensidad a Lisa al imaginársela a las dos juntas junto a su bebé, cuidándolo desde el primer momento de nacimiento.

Era una imagen que se había negado a contemplar antes porque le parecía demasiado fantástica para ser real, pero entonces miró la carita de Jennie, dulce y llena de lágrimas, y sintió un dolor en el pecho tan intenso y potente que le llegó directo al corazón.

Siempre había querido a su familia con todo su puro e inocente corazón y siendo muy pequeña había perdido a las personas que más quería en el mundo.

Había querido a su tío, que había hecho cuanto había podido por tratarla como a una hija, ciudandola pero había traicionado su amor del modo más vergonzoso y también había perdido a su tío la única familia que le quedaba.

Siempre perdía a todas las personas que amaba.

No quería perder a Jennie.

Respiró hondo y Lisa negó con la cabeza, negándose a pronunciar las palabras que se le formaban en la boca, negándose al clamor de su corazón.

No se la merecía Jennie, y prefería morir antes que hacerle daño su princesa.

-Jennie, me pondré en contacto contigo dentro de unos días, y Mina sabe cómo contactar conmigo si es necesario, puedes llamarme.

Jennie tardó una eternidad en darse cuenta de que aquello era una despedida.

¿Acaso la despedida sería para siempre?

Ahí se separaban sus caminos.

En el futuro solo hablaría con Lisa sobre lo que necesitara el bebé, y solo la vería cuando fuera a visitarla o a llevárse al bebé para las vacaciones.

Los sueños de tener una familia que nunca se había atrevido a poner en palabras habían quedado al descubierto y habían sido rechazados.

Cuando por fin asimiló lo ocurrido, en su mente.

Lisa ya no estaba...

Solo Mina permanecía a su lado.

-¿Dónde ha ido Lisa? -preguntó Jennie

Mina negó con la cabeza.
-No lo sé.

Jennie empujó la puerta privada y miró a su alrededor.

No había mucha gente en el aeropuerto, de modo que se podía distinguir perfectamente a las personas.

Pero ya no la vio.

Sus pulmones, sus cuerdas vocales se abrieron antes de que pudiera darse cuenta de que gritaba su nombre.
-¡Lisaaaa!

-Lisaaaaaa.

La gente se paraba a mirarla.

Comenzó a correr, gritando su nombre una y otra vez, empujando a las personas, tropezando con maletas, hasta que unos brazos la sujetaron por la cintura.

Entonces gritó más fuerte que nunca y fue cuando supo que no era Lisa, sino Mina que lloraba como ella.

Sus guardaespaldas se materializaron allí, resguardandola de la vista de las demás personas y con una delicadeza que no parecía encajar con su corpulencia y su fuerza, la llevaron en brazos a la sala privada de donde había salido corriendo a buscar a Lisa en la que pronto esperarían su vuelo, hacia la libertad de la princesa.

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Gracias por leer ✨

La Mejor Desición (Adaptación Jenlisa G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora