La Mejor Desición (Adaptación Jenlisa G!p)

Capítulo 33 -Final-

Jennie no se había movido de donde la había dejado.

—¿De verdad estabas decidida a entregarme a la bebé? –preguntó Lisa.

Jennie asintió con los ojos muy abiertos.
   
—¿Por qué?

—Ya te lo dije Lisa. Porque no veía otro modo de que estuviera segura.

—¿Y habrías confiado en mí solita para lograrlo?

—No hay otra persona en la faz de la Tierra a la que le confiaría a mi hija –respondió Jennie con calma.

—En el aeropuerto, me dijiste que podíamos irnos juntas y ser una familia. ¿Hablabas en serio?

Jennie asintió. No podía hablar.

—¿Y qué piensas ahora?

—Yo…...

—¿Jennie?

—Sigo pensando igual Lisa, eres la mejor persona ideal para nuestra bebé–susurró.

De pronto Lisa estaba delante de Jennie, pero ni siquiera recordaba haber avanzado.

Le levantó la barbilla con delicadeza para que la mirase.
—Te he echado de menos.

Aquellos ojos de una dulce mirada felina se abrieron de par en par.

Con el pecho comprimido, dijo las palabras que sabía que tenía que decirle a Jennie si quería encontrar la felicidad que tanto miedo le había dado.

—Llevo enamorada de ti desde siempre.

Esa es la única razón que en un principio me empujó a trabajar en tu país, para poder estar cerca de tí, así sea de lejos nomás.

En mi mente quería estar cerca de ti, pero no lo sabía.

Desde la noche en que estuvimos juntas, no he dejado de correr, pero creo que ya no puedo seguir haciéndolo.

Jennie estás en mi corazón de tal modo que… que ya no sé qué hacer.

Lo que sí sé es que nunca he sentido tanto miedo como cuando te escapaste, y nunca me había sentido tan vacía como este mes que he pasado sin ti.

Me decía a mi misma que no quería hacerte daño, pero la verdad es que eres tú la que tienes la capacidad de hacerme daño a mí, y mi corazón lo sabía.

He perdido a todas las personas a las que he querido, y me daba mucho miedo dar el paso, porque tenía miedo a perderte.

También tenía miedo de admitir mi amor hacia tí.

Miedo de perderte a ti y a nuestra bebé – Lisa tomó su cara entre las manos con la intención de que sintiera la emoción que había en sus palabras–. Pero, si no doy ese paso de fe, ¿Cómo voy a saberlo después?

¿Cómo vamos a saberlo las dos?

Quiero que seamos una familia: Tú, yo y la bebé, pero hace tanto tiempo que no la tengo que… no sé cómo hacerlo.

Esperó a que su esposa dijera algo; Jennie abrió la boca, pero no dijo nada.

—Si me quieres, dímelo, por favor Jennie.

Porque yo te quiero con todo mi corazón. Te necesito. Sé que no te merezco, ni a ti ni la felicidad que pretendo, pero…..

—No vuelvas a decir eso Lisa –la interrumpió Jennie–. Lo que pasó hace tantos años es pasado ya.

Se acabó el pasado.

Las dos hemos estado huyendo del amor porque solo hemos conocido el dolor que puede provocar ese sentimiento.