La Mejor Desición (Adaptación Jenlisa G!p)

Capítulo 18

Lisa la miró sin poder creer que estuviese diciendo algo así.

—No es agradable, ¿Eh? –continuó Jennie–. No es agradable escuchar la verdad desnuda.

En eso Jennie tenía razón. Su propia doble moral estaba jugando una mala pasada, y dijo lo primero que se le ocurrió.

—¿Por qué desde que tenías quince años?

—Porque fue entonces cuando me encontré con una pareja haciendo el amor en el invernadero del palacio.

Aquello la pilló desprevenida, y se echó a reír.

Jennie volvió a apuntarla con el índice.
—No fue nada divertido. Fue… –tragó saliva–. Si hubiera sido otra persona quien los hubiera pillado…..

Lisa no se esperaba aquel giro de la conversación.

—¿Quiénes eran Jennie?

—No importa. No me vieron. Y estaba demasiado asustada para quedarme, pero las imágenes se negaban a dejarme en paz. Sabiendo que esas dos personas eran amantes, los observaba cuando no había nadie más a su alrededor.

—¿Era una aventura prohibida?

Jennie asintió.
—Muy prohibida. Pero los había visto, y ya no había marcha atrás.

Lisa eso lo comprendía bien. Para su tío había sido imposible ignorar lo que había presenciado.

—Cuando los pillé, lo único que pude ver fue deseo en sus miradas. Por eso no podía quitármelo de la cabeza.

No sabía que dos personas pudieran sentirse así.

Nunca había visto nada inapropiado entre ellos y después de aquel episodio, cuanto más los observaba, más consciente era de que estaban enamorados – Jennie bajó la mirada y se sorprendió de ver que seguía con el dedo puesto en su pecho–. Todo terminó mal –concluyó, separándose de Lisa.

—El amor siempre termina mal.

Jennie sonrió mecánicamente.
—Espero que mis hermanas demuestren lo contrario.

Sé que quieren muchísimo a otras personas y espero que luchen por eso. Pero desde que vi a mi…..

No terminó la frase e hizo una mínima pausa.

—Solo te di mi cuerpo Lisa, nada más. El amor es un sentimiento peligroso para alguien como yo, y más aún para una princesa.

Sabía que tendría que entregar mi cuerpo a la persona que mi padre elijiera, fuera quien fuese, pero estaba segura de que lo más inteligente sería proteger mi corazón y mis emociones.

En mi país, las personas del palacio tienen todo el poder, y no pienso darle ese poder a nadie sobre mí –se irguió–. Y ahora en adelante todo será diferente, porque no quiero el futuro que han planeado para mí.

No pienso volver a mi país. Y tú no puedes obligarme Lisa.

Los pensamientos de Lisa se aceleraron en busca de un modo de no olvidar por qué Jennie estaba allí.

—Muy bonito tu discurso, pero encerio por favor te vas a volver conmigo.

Jennie negó con la cabeza y sus mechones negros se movieron al compás.

—Jennie tu padre ha emitido una nota de prensa hace cinco días anunciando una investigación de mi empresa por supuestas infracciones administrativas.

La bilis se le subió a la boca.

La ponía enferma saber que mientras Lisa se moría de preocupación por el paradero de ella, había permitido que su padre manipulase la situación en su propio provecho.