Capítulo 29

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El palacio refulgía contra el cielo nocturno.

Una fila de carros aguardaba para depositar en la entrada a las personas invitadas.

Lisa miró por la ventanilla y se preguntó de dónde había salido el miedo que le encogía el estómago y el pecho.

Jennie iba en silencio, aferrada a su bolso de mano plateado como si temiera soltarlo.

Estaba verdaderamente deslumbrante. Su verdadera princesa.

Pero había un matiz en su porte que la hacía pensar que había algo más de lo habitual.

La había notado triste desde el día en que comió con su padre, y no era la primera vez que deseaba que no estuviese tan bien entrenada para no mostrar sus pensamientos.

Pero su corazón ya confiaba en Jennie y ya no temía que huyera con su bebé.

No podría decir por qué, pero sentía una confianza ciega en ella.

Por fin llegaron al patio de armas del palacio.

Las personas de la corte real estaban allí para ayudarlas a bajar del carro, y, cuando vieron que se trataba de la princesa, redoblaron su atención y fueron conducidas al salón de la recepción sin más espera.

El rey y su heredera mayor estaban saludando a las personas invitadas con una copa de champán, y, cuando vieron a Jennie y Lisa, se acercaron a ellas con una sonrisa de bienvenida y hielo en la mirada.

Todo el mundo miraba la interacción.

—Feliz cumpleaños, padre –lo felicitó Jennie, haciendo una leve reverencia.

El rey abrazó a su hija y la de dió un besó en la cabeza.

A continuación, le tendió la mano a Lisa, que se la estrechó fuertemente.

Jisoo también le ofreció su mano con la misma sonrisa que le dedicaría una leóna a una prensa y una mirada fría como el hielo, y Lisa se conformó con estrechar su mano con cuanta fuerza fue capaz.

Luego tuvo que ver cómo la hermana abrazaba a Jennie con un fuerte abrazo y que ella le susurraba algo al oído que hizo sonreír a Jisoo.

Solo Lisa vio que ella arrugaba levemente la nariz.

Las dos tenían mucha práctica comportándose en público y nadie podía decir que no eran dos hermanas bien cernanas.

Ninguna de las personas presentes podría decir que aquel saludo no era el de una familia realmente feliz.
    
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El ánimo de Jennie iba flaqueando a medida que avanzaba la velada.

Ver tantas copas de champán pasando a su alrededor la hizo desear poder tomarse una, o cinco.

La ayudarían a pasar la noche.

Cuantas más personas invitadas iban llegando, más difícil le resultaba mantener la máscara en su sitio.

Estaba acostumbrada al escrutinio, pero aquella noche lo sentía todavía más, como si le hubieran puesto una lupa encima y todo el mundo mirase a través de su mirada, diseccionando su cuerpo.

—Necesito pedirte prestada a tu esposa un minuto Jennie –dijo su padre cuando las personas invitadas comenzaban a entrar en el salón de baile.

Jennie miró a su esposa.

Su mirada era serena. «Estaré bien Jennie», parecía decirle Lisa.

Y así iba a ser...

Ella se aseguraría de que así fuese.

La Mejor Desición (Adaptación Jenlisa G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora