—¡Heather! Abre la puerta por favor —la voz de Agus se escucha lejana mientras mi cuerpo está apoya entre el piso y la pared, sentada en un rincón de mi habitación con los ojos llorosos y unos audífonos en mis oídos.
—¡Heather, vamos a tirar la puerta! —ese es Andrew, quisiera pararme, pero simplemente no puedo, mi cuerpo me lo impide y me quedo sentada mientras miro a la nada con la vista completamente borrosa por las lágrimas que se acumulan ahí.
La puerta se abre de un golpe fuerte contra la pared, ni siquiera estoy cerca, pero parece que he perdido la capacidad de reaccionar, no hay gritito, no hay respingo, no hay nada, solo yo mirando la puerta chocar con la pared en la otra esquina de la habitación, mis amigos entrando a toda velocidad y acercándose a mí. Ambos me rodean entre sus brazos mientras yo me dejo guiar como una muñeca de trapo.
—¿Qué haces con esas pastillas? —la voz de Agus es de preocupación pura mientras recoge las píldoras que están en frente mío— ¿Qué intentabas hacer Heather? —gruñe.
Niego.
Quiero hablar, pero mi voz se corta.
—Son pastillas para dormir —da por hecho el pelinegro.
—Mierda ¿Has tomado alguna? —niego—, dime la verdad. No puedes tomar estás pastillas estando embarazada Heather, no puedes.
—No las tome —digo en un susurro, con voz débil.
—¿Qué querías hacer? —pregunta suavemente mientras pasa su mano por mi espalda.
—Yo... yo... tenia sueño, iba a tomar una pero antes de eso leí las advertencias y leí que no las puede tomar mujeres embarazadas así que las deje en el piso. Juro que no quería hacer nada malo —prometo mientras algunas lágrimas caen por mis mejillas.
—Lo sé cariño, lo sé.
Me abrazo a su cuerpo mientras Andrew busca un té en la cocina.
—No estás bien estando sola Heather... —murmura—, ha pasado una semana cariño.
—Por favor no lo digas —pido y el niega.
—Sonaré como una mierda Heather, pero él no volverá.
Mi labio tiembla mientras instintivamente toco mi vientre y paso mis dedos de manera suave por la zona.
—Él tomo su decisión, él no volverá y ahora eres tú, los niños, Andrew y yo que estaremos para apoyarte en todo. Necesitas salir, esta semana te permití quedarte en tu habitación porque lo estabas asimilando, pero no puedes seguir encerrándote para evitar lo que le sigue a esto. Eres fuerte Heather, ahora lo tienes que ser mucho más por tus hijos y por ti.
Asiento.
Tiene razón, él no volverá y aunque me duela admitirlo será mejor así. Tengo que ser fuerte, por mis hijos y por mi felicidad.
—Vamos a desayunar —me levanta y quita los audífonos que ya no reproducían música de mis oídos—, hice esa papilla de avena con plátano que tanto te gusto estas semanas.
Una pequeña sonrisa aparece en mis labios y el me envuelve en sus brazos nuevamente.
—Me gusta ver a la mujer que es como mi hermana sonreír.
Ambos salimos de la habitación y caminamos hacia el comedor donde Andrew ya estaba sentado esperándonos, su mirada está fija en el móvil.
—¿Estás bien?
—Me otorgaron una beca para estudiar en otra ciudad —murmura con los labios entre abiertos.
—¿Eh? —chillo con mejor humor, él estuvo buscando esto hace varios meses.
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Quizás algún día
RomanceÉl tiene mucho dinero y yo trabajo en un simple restaurante, bueno trabajaba, o trabajo... ¿trabajaba? No, no sé cómo decirlo. Él parece ser muy estricto y yo soy alocada. Él prefiere relaciones de un día, o al menos eso pensaba yo. Él no cree en el...