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—¡Hayley! ¡Hunter! Bebés, vengan aquí.

Compré pizza para intentar ablandar el momento, aunque no creo que esto funcione ¿Ellos entenderán o solo me mirarán sin saber qué hacer?

Dios.

Mis niños entran a la sala con sus pijamas puestas y los tres nos sentamos encima de las mantas que están en el suelo para poder sentir esto un poco más normal y que no sea todo muy tenso.

—¿Qué hacían mis bebés? —pregunto abrazándolos a ambos y besando sus mejillas.

Juando con caitos —dice Hunter alzando el carrito que tiene en su mano.

—Bien ¿Quieren que veamos películas y comamos pizza?

—¡Si! —gritan ambos saltando y riendo haciendo que mi pecho se caliente y los nervios crezca en mí por lo que tengo que intentar decirles y explicarles, no quiero que sus sonrisas cambien por nada del mundo.

Me concentro en poner una película y darle una porción de pizza a cada uno de mis niños.

Es una película animada, no le presto mucha atención, pero cuando termina mis manos están sudando y al ver que mis hijos siguen despiertos me veo en la obligación de comenzar a hablar.

—Mis niños —ambos me miran con curiosidad y yo paso saliva con fuerza—, yo les tengo que contar algo.

—¿Un cuento? —pregunta Hunter.

—Algo así.

¡Siii! Me gutan los cuentos.

Bien comencemos con esto.

• • • • • •

Lo complicado que fue que Hayley se tranquilizara después de la noticia.

La vocecita de Hayley gritando "¡Teno papá!", "La maesta siempe habla de su papá", "Queo velo" y demás, mientras Hunter solo me miraba sentado en el sillón con los brazos cruzados y los labios fruncidos, tal como cuando se enoja o no entiende algo...

Suspiro antes de llevarlos a ambos a mi habitación para arroparnos juntos en mi cama.

Ahora a esperar que sea miércoles.

Jayden Harris

Nunca había esperado tanto un miércoles.

Lunes y martes no vi a Heather en la empresa y aunque mi cabeza, mi corazón y mi cuerpo gritaba que abra la maldita puerta de mi apartamento, camine tres pasos y toque la puerta del suyo, no lo hice. Creo que sabía que ella necesitaba su tiempo para hablar con nuestros hijos y bueno... Ahora me encuentro caminando por el centro comercial buscando carritos de juguete como los que Heather dijo que les gustaban a Hunter y Hayley, también pongo unos cuantos paquetes de chocolates en el carrito ¿Serán suficientes cincuenta o llevo más? Más vale prevenir que lamentar. Termino de vaciar la repisa de chocolates y camino a pagar las cosas, no tardo en dejar las cosas en la parte trasera de mi auto y subir en el para dirigirme a la florería.

La elección de flores para Heather son tulipanes, son sus favoritos y algo en mi me dice que los tengo que comprar, así que lo hago. Compro un ramo hermoso con varios de ellos, no tardo mucho en ver la hora y fijarme que faltan treinta minutos para la hora a la que habíamos quedado así que corro a mi auto y conduzco a toda velocidad a la heladería, para cuando llego veo a lo lejos a Heather con los dos pequeños rubios sentados en una mesa, puedo escuchar las palabritas de Hayley quien parece tener una entretenida conversación con Hunter o con Heather, no logro entender con quién porque habla mirando hacia el cielo, como si estuviera muy entretenida admirándolo.

Quizás algún díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora