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—Él... él estaba jugando en el tobogán,pero me distraje para ver a una de sus compañeras y... y se cayó... —la maestra explicalo que pasó tartamudeando mientras yo meso a mi hijo en mis brazos ya que nodeja de llorar diciendo una y otra vez que duele.

—Ya mi niño, tranquilo —murmuro.

Mami ¿Jaed etadá bien?

—Si cariño, toma tu mochila, nos vamos a casa.

La maestra me mira callada mientras cómo puedo tomo las cosas de mis pequeños y salgo del lugar, los acomodo en el auto, asegurando las puertas y asientos. No tardo en conducir de forma instantánea a un hospital cercano para que atiendan a mi pequeño y vean si está todo bien, su nariz ha dejado de sangrar, pero está muy roja y eso me causa mucho terror.

Jayden Harris

Aun estamos en la sala de reuniones y Agus llama a Heather con insistencia ya que ha llegado un hombre buscándola diciendo que hoy tenían una reunión muy importante para terminar de definir los últimos detalles de los diseños para su empresa.

Me estoy comenzando a desesperar al ver que no contesta a ninguna de las llamadas, pero todos en la sala se quedan callados cuando la llamada al fin es contestada.

—Hea...

—Estoy llevando al hospital a Hunter, en la guardería se cayó y se golpeó la nariz, ha dejado de sangrar, pero está muy roja y no deja de llorar. Me estoy asustando demasiado.

—¿Eh? —se levanta de la mesa mirándome con los ojos un poco abiertos mientras sale de la oficina a toda velocidad— ¿Cómo está él? ¿A qué clínica lo estás llevando? ¿Y Hayley? ¿Dónde está ella? —su voz se escucha lejana mientras la curiosidad crece en mí.

¿Quiénes serán esos?

La pizca de molestia crece en mi cuando me doy cuenta que por mi culpa ahora no sé nada de ella.

Las palabras de hace un rato siguen instaladas en mi cerebro y en la razón que tuvo para abofetearme y decirme eso, fui un maldito hijo de puta. Ella no merecía eso, no merecía que la tratara así, pero tampoco merecía vivir condenada a alguien que si no la dejaba no le iba a poder dar la vida que sin duda merece ella.

—Me tengo que ir, la reunión se cancela —entra Agus mientras toma unos documentos y sale casi corriendo.

Heather Levine

Le explico a la doctora lo que pasó mientras ella asiente y revisa su nariz, Agus aparece por la puerta y se acerca a mi tomando en sus brazos a Hayley quien mira todo con los ojitos lloros.

Se acerca también a mi pequeño mientras acaricia su cabello haciéndole conversación para que se tranquilice, un hombre con bata y unos papeles en su mano aparece en la puerta del consultorio.

—¿Usted es la madre del pequeño?

Asiento mientras se acerca a mí y me explica que no ha sufrido nada grave, el golpe ha hecho que la nariz sangre y lo máximo que puede suceder es que se haga un pequeño morado en la zona.

Definitivamente cambiaré a mis hijos de esa guardería, se supone que en cada aula hay una maestra y dos auxiliares, es decir maestras que ayudan con el cuidado de los niños y no es que quiera decir que tienen que estar todo el tiempo pendiente a mis hijos porque entiendo que tienen que cuidar a 10 niños más, pero tampoco considero saludable que no le hayan echado una mirada y que mi hijo se haya lastimado de esa manera.

—¿Tiene que tomar algo?

—Sí, esto es bueno para la inflamación —en una receta escribe el nombre del medicamento y agradezco de manera educada.

Le pido a Agus que vaya con los casi copias al auto mientras yo voy por el medicamento a la farmacia del lugar. Mi móvil suena antes de que yo pueda pasar a pagar y leo el mensaje que ma saca una pequeña sonrisa en medio de todo.

Andrew: Agus me dijo que estabas por la farmacia ¿me puedes comprar un paquete de condones de fresa? Ya se me acabaron :c

Heather: ¿Estoy buscando un medicamente para mi hijo accidentado y tú me pides condones?

Andrew: Exacto y que sean de fresa, por favor. Por cierto ¿Hunter está bien?

Heather: Está bien, en un rato llegamos a mi casa.

Andrew: Avíseme cuando lleguen, necesito ver a mis sobrinos favoritos.

Niego divertida y alzo la mirada hacia el pasillo fijándome que en el lugar de los preservativos solo hay un paquete de sabor fresa adornando el estante.

Bueno, a por ellos. Con la vista en mi móvil para disimular camino a paso rápido directo a ese lugar y cuando alzo la mano para tomarlos otra mano se atraviesa con la mía la cual no termina de tomar los condones.

—Eh... —alzo la vista—, lo lamento pero estos... —ay no.

Me quedo callada cuando la imagen del hombre que ha atormentado mis pensamientos por tantos años aparece frente a mí.

Ahora me lo encuentro hasta en la sopa, maldita sea.

Suelto el paquete a toda velocidad y paso saliva dando dos pasos hacia atrás.

—Heather...

No respondo, solo lo miro a los ojos sintiendo mi pecho casi explotar y mis pasos avanzar por su lado, puedo escuchar los de él siguiéndome, pero mi única preocupación ahora es llegar a caja, pagar el medicamente de mi hijo y largarme de aquí para llegar a casa y poder descansar con mis pequeños.

—Heather.

—Son veinte con cuarenta —asiento extendiéndole mi tarjeta de crédito y poniendo la contraseña en el aparato ese.

—Gracias.

—Heather.

—No me sigas.

—Quiero hablar contigo.

—Que no, detente.

—Por favor, sé que he cometido muchos errores, pero déjame remediarlos. Te extraño castaña.

—Que te detengas Jayden, no te quiero escuchar, no quiero nada de ti —hago que se detenga mientras mis ojos se llenan de lágrimas—, suficiente tengo con verte en la oficina, déjame en paz y haz como si no me conocieras.

—Pero te conozco y te extraño como jamás he extrañado a nadie.

—Qué pena, pero llegas tres años tarde a decirlo —paso saliva con fuerza, apretando la bolsa con rabia intentando mantener expresión serena.

—Castaña...

—Deja de llamarme así.

—De verdad te extraño.

Niego mientras acelero mi paso hasta llegar a mi auto, sé que Agus vio la escena porque ha sido a pocos pasos de donde estamos estacionados, pero no dice nada, en cambio Hayley...

¿Quién ea él mami? —ay cariño, si lo supieras y entendieras...

—Un señor que quería ayuda de mami, cariño. Nadie importante.

Tene cabello como Jaed y yo —ríe.

Mi corazón se detiene por un momento.

—Lo sé cariño, muchas personas tienen el cabello así, pero definitivamente el de ustedes es único y hermoso —es lo único que logro formular antes de poner el auto en marcha mientras mi pequeña habla sobre muchas cosas y Hunter duerme en los brazos de mi amigo. 

Quizás algún díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora