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Quiero correr.

Quiero tomar a mis hijos y escapar de aquí.

Mi barbilla tiembla, pero me esfuerzo para no hacerlo notar, aprieto mis puños a los lados de mi cuerpo y solo volteo la mirada hacia donde está Agus, siento mis piernas débiles, pero no me dejaré ver sensible o débil ante Jayden, no otra vez.

Mi pecho se aprieta y camino hacia mi amigo.

—No me lo dijiste —paso saliva con fuerza—, no me dijiste que iba a tener que trabajar con este...

—Heather, escucha...

—No lo haré —hablo con toda la seguridad que puedo juntar—, no trabajaré con él. Que Asher lo haga.

—Bien, si no quieres trabajar con él lo entiendo —asiente apretando mi mano sutilmente—, le encargaré a alguien más el proyecto —me sonríe intentando tranquilizarme.

Quiero llorar, mi pecho arde porque puedo sentir la presencia de Jayden Harris atrás de mí, mirando la escena.

Lo único que maquina mi cerebro es a mis hijos, a mis pequeños y en lo que pasará si Jayden se entera. No quiero que él lo sepa, no quiero que me recrimine nada porque él nunca los quiso, no quiero saber que tan feliz es con Allie y su hijo, no quiero nada, solo quiero correr. Pero no es posible.

Intento salir de la oficina, pero una mano se envuelve en mi brazo haciendo que de un respingo y que de la única manera en la que pueda reaccionar es dar media vuelta y estampar la palma de mi mano en la mejilla de Jayden, haciendo que el golpe resuene por todo el lugar y que él suelte mi brazo para poner la mano en su mejilla con una mueca en sus labios, sus ojos verdes me miran con intensidad mientras yo retrocedo sin despegar mi mirada de él y no tardo en escapar del lugar y situación casi corriendo.

Necesito respirar, siento que el aire me falta.

Salgo de la empresa y camino a pasos rápidos por el parque que no queda a menos de una cuadra, mis ojos pasan por todo el lugar intentando pensar una y otra vez en maneras para que mi respiración se normalice.

—¡Hey, Heather! —volteo mi rostro encontrándome a Asher quien me mira con curiosidad y se acerca— ¿Dónde vas? —pregunta con su característica sonrisa.

—A tomar un café —su energía es contagiosa y hace que sonría un poco, pero no tanto, sigo sintiéndome mal, rara, nerviosa y con ganas de vomitar.

—¿Te puedo acompañar? También voy para allá.

Asiento.

—Sí, claro.

Caminamos juntos por el parque hasta que llegamos al café en el que suelo tomar mi preciado cappuccino.

—Me da un cappuccino y un... ¿Tu qué quieres Asher?

—Oh no te preocupes, yo puedo.,.

—Yo invito, no te preocupes ¿De qué lo quieres?

Sus mejillas se enrojecen un poco y asiente.

—Un café expreso está bien.

—Genial. Un cappuccino y un expreso.

Mientras esperamos hablamos de cosas laborales que realmente me distraen de lo que ha pasado en la mañana.

A pesar de que Jayden no dijo ni una sola palabra, no pude evitar sentir mi corazón desembocado por todo lo que recordé cuando su mano hizo contacto con mi brazo.

—Su pedido —un hombre joven nos entrega los envases y después de pagar decidimos volver a la oficina caminando mientras tomamos el café.

—¿Crees que ese tal Jayden Harris sea un buen trabajador?

Quizás algún díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora