Historia de: xlallyx
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Donde el doctor Kim casi recibe una multa por conducir a alta velocidad pero el oficial Jeon lo deja pasar porque cree que es lindo.
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PRIMERA PARTE: Urgencias.
Jungkook escribió distraídamente una multa junto a un coche aparcado en un paso de cebra que aparentemente había sido abandonado en ese sitio por horas, según le había hecho saber el anciano del local esquinado viéndose afectado.
O algo así... de todas maneras no logró prestarle realmente atención aunque este continúa parloteando.
—¡Vaya irresponsabilidad! Estos jóvenes de ahora... sé que fue un omega saltarín de esos extravagantes con cabello rubio, su aroma a chicle perfumó toda mi tienda. Ah, con sus celos incontrolables...
La cabeza del policía dolía, pero no le quedaba más que asentir y darle la razón, prometiéndole que ese "inconsciente omega" pagaría tanto por su irresponsabilidad, como por sus hormonas.
Apenas colocó la notita en el cristal, escuchó el venir de un automóvil a máxima velocidad, pasándolo sin cuidado y totalmente ajeno a la figura de autoridad. Jungkook lo siguió con la mirada, algo abrumado ante los males que ya de por sí estaba sintiendo como para además agregarle una persecución policial.
—¡Ah! ¡Estoy seguro de que es un omega insensato! –Vociferó el anciano
Pero poco importaba el estado, aquella persona había cruzado la vía del tren sin detenerse en el alto que por rigor los vehículos deberían respetar. Maldiciendo, se montó a su propio coche e intentó seguirlo, esperando hallarlo a pesar de que podría sacarle varios segundos de ventaja.
—Vamos, vamos, vamos. –Rogó Seokjin en voz baja, aferrando el volante de su auto con ambos manos mientras un grupo de niños pequeños cruzaban la calle siendo guiados por sus profesoras.
En cualquier otro momento habría creído que era un acto adorable. Kim Seokjin adoraba a los niños y esporádicamente idealizaba un futuro con mayores ingresos económicos, más tiempo libre y sin duda, una amplia familia... lastimosamente ninguna de esas fantasías parecía remotamente cercana.
No mientras tuviese que correr del hospital a su casa en tantas ocasiones, como esa.
—¿Cuántos niños pueden asistir al preescolar? –Gritó a la nada, jurando que ya había contado un mínimo de cincuenta infantes tomados de la mano.
Cuando finalmente pudo acelerar, exhaló sin conseguir relajarse ni un poco. Su teléfono móvil continuaba recibiendo llamada tras llamada, seguramente procedente de Namjoon, quien ya antes se había encargado de interrumpir su recién iniciada siesta asegurando que necesitaban su ayuda urgentemente en el hospital. Y ciertamente su siguiente turno iniciaría en cuarenta y ocho horas, por lo que podría tener deshecho en excusas válidas para pasar de ello, sin embargo, se trataba de la pareja de su colega, y Seokjin jamás dejaría abandonado a su mejor amigo en un momento de incertidumbre como lo era aquel.
Apreciaba a Yoongi y sabía que este era el mundo de Namjoon. Su preocupación era más que justificada, y aunque fuera un gran médico en otra área, era evidente que el apoyo moral serviría como el mejor calmante que un alfa necesitaría en medio de tanto estrés. Seokjin se haría cargo de la situación, porque lo ameritaba.
—Estoy en camino, amigo mío. –Susurró sin apartar la mirada del frente. El gran edificio donde trabajaron relucía a pocas calles de distancia.
Sólo debía acercarse un poco más, estaba tan cerca...