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Seokjin llevaba tanto tiempo vivo que había veces que olvidaba cómo afectaba la muerte a la gente. Era un aspecto ineludible en la vida de todo el mundo, y Seokjin hacía tiempo que lo había asumido. Aunque era más rara con las criaturas mágicas, que vivían para siempre a menos que estuvieran heridas de muerte o extremadamente enfermas, seguía siendo parte de la vida. Y Seokjin se había mantenido demasiado alejado de todo el mundo, aparte de Namjoon y Yoongi, como para no tener muchos casos de luto, no en los últimos años. Casi había olvidado lo que se siente, lo que parece: la forma en que la pena es pesada y consistente, una mano dura que te presiona el pecho hasta que no puedes respirar, hasta que las costillas se derrumban.
Seokjin había empezado a olvidar, pero cuando un día fue al edificio de los maknaes y encontró a Taehyung acunado en los brazos de Jeongguk, Jimin sentado cerca y acariciando el estómago del hombre lobo, Seokjin volvió a recordar.
Estaban sentados en el suelo de la sala común, los demás estudiantes se arremolinaban a su alrededor pero les dejaban espacio. Taehyung tenía los ojos hinchados, mirando fijamente el fuego bajo que uno de ellos había encendido en la chimenea. Las plantas del edificio se habían enrollado alrededor del trío, enroscándose en el pelo de Taehyung y sujetándolo por la cintura a su manera de consuelo.
"¿Qué pasa?" Seokjin exhaló, sentándose junto a Jimin y extendiendo la mano para acariciar la de Taehyung una vez.
Se sorprendió cuando Taehyung extendió la mano y unió sus dedos, sus labios comenzaron a temblar ante la pregunta de Seokjin.
"Su tía", dijo Jeongguk, con la voz quebrada por la simpatía hacia su amigo. "La familia de Taehyungie hyung llamó esta mañana, y su tía, ella... falleció".
"Oh, Taehyungie", Seokjin apretó la mano del hombre lobo.
"Dijeron que se volvió salvaje", susurró Taehyung, las lágrimas se le escaparon a las sienes y mancharon el material de los pantalones de Jeongguk. "Ni siquiera sé qué es eso. No lo entiendo".
"Es raro, cariño", dijo Jimin, con voz suave. "Sólo unas pocas especies de criaturas pueden volverse asilvestradas. Es una enfermedad mental que se extiende, los hace violentos mientras los carcome por dentro".
Taehyung miró fijamente a Jimin, con los ojos muy abiertos mientras trataba de comprender.
"¿Por qué ocurre? Mi tía, ella era, era una buena persona, ella..."
"Por supuesto que lo era", calmó Jimin. "Sucede cuando ciertas criaturas pasan demasiado tiempo con su propia... negatividad, supongo. Cuando son consumidos por la pena, o el miedo, o la amargura..."
Taehyung pareció hundirse más en sí mismo, cerrando los ojos. "Oh."
Jimin se mordió el labio, la preocupación arrugando su frente. Era, ciertamente, una forma terrible y lenta de morir. A menudo, las criaturas que se volvían salvajes ni siquiera sabían lo que les ocurría, y no se acercaban a los demás. Si se habían deslizado lo suficiente como para estar tan envueltos en su propia miseria, lo más probable es que hubieran cortado los lazos con muchos de sus seres queridos hace tiempo.
"Ella y su pareja se separaron, hace un año. Sabía que estaba triste por ello, pero no pensé..." Taehyung tragó grueso.
"Está bien, hyung", dijo Jeongguk, inclinándose para dar un rápido beso en la frente de Taehyung. "No es tu culpa. No lo sabías. No es culpa de nadie".
Jimin se tumbó junto a Taehyung, ignorando la forma en que el suelo le calaba los huesos.
"Tiene razón, Taehyungie", dijo Jimin, envolviendo a Taehyung y apretándolo fuertemente, haciendo que más lágrimas salieran de los ojos del hombre lobo.
