Epílogo

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OLIVIA


1 de enero de 2022

Estábamos a principios de año, hacía frío y parecía que iba a llover. Me pareció metafórico porque expresaba perfectamente cómo me sentía por dentro: congelada, paralizada, hecha pedazos... El cuerpo de Cole estaba pegado al mío. De hecho, era su calor el que controlaba ligeramente los temblores que me sacudían.

—Vamos a casa, Liv. Aún tardarán en llegar —me dijo cerca del oído.

Pero yo negué con la cabeza y me aferré a su antebrazo.

—Quiero esperarlo aquí. Necesito hacerlo.

Cole no se opuso. Se limitó a quedarse a mi lado. No sé si fueron minutos, horas o segundos. No tengo ni idea. Solo sé que dejé de respirar cuando vi aparecer el Tesla de Julian. Mi madre iba sentada en el asiento del copiloto y Kyle iba sentado detrás. No había ni rastro de Megan, por lo que deduje que se había quedado en el hospital con James. Lo agradecí. Quería que este momento fuera lo más íntimo posible. En cuanto Julian nos vio fuera, detuvo el coche y salió con cara de preocupación.

—¿Qué ha pasado? ¿Va todo bien?

Pero yo no contesté. Me limité a sacar la caja amarilla y a ponerla frente a él, cerrada. Mi madre salió del Tesla muy despacio y me miró, como si temiera acercarse a mí.

—Liv, cariño... —empezó.

—Me habéis mentido —la interrumpí sin mirar a ninguno de los dos—. Prometisteis que no habría más mentiras.

—Lo sé —contestó Julian—. Y lo siento.

—Lo siento... —repetí mofándome—. ¿Crees que lo vas a arreglar todo con un «lo siento», Julian?

Cogí la pequeña botella de gasolina que me había dado Cole y rocié la caja, despacio. Mi madre trató de acercarse, pero Julian la detuvo. Kyle se limitó a salir del coche y a observarme sin intervenir. Cole me cogió del brazo.

—Es lo único que te queda —susurró mirándome a los ojos—. Ahora mismo son el dolor y el odio quienes actúan por ti.

—Liv, por favor —intentó convencerme mi madre—. Son todos nuestros recuerdos, el diario de tu padre, todo tu pasado está ahí... Olivia, cariño.

—A ver si adivináis por qué quiero que arda —contesté antes de prender una cerilla.

—¡Olivia, por favor! ¡La carta que te escribió Oliver está ahí! —gritó mi madre.

Lo dijo demasiado tarde. La cerilla impactó contra la caja de cartón. No me esperé que el fuego fuera a salir con tanta fuerza. Me esperé una llamita pequeña que consumiera poco a poco la caja, pero lo cierto es que, de no ser por Cole, que tiró con brusquedad de mí y me pegó contra su pecho, probablemente me habría quemado. Noté su corazón latiendo con fuerza contra mi espalda. Pero yo solo podía pensar en una cosa: «la carta que te escribió Oliver está ahí». El fuego fue devorando la caja amarilla de soles y lunas azules y yo me arrojé sobre las llamas. O, al menos, lo intenté. Porque Kyle y Cole me detuvieron a tiempo.

Pero no a Julian, así que fue él quien, con sus propias manos, apartó los trozos que estaban ardiendo de los que no. Su pulcro traje de color camel no tardó en empezar a arder, aun así, no paró hasta que no consiguió salvar las máximas cosas posibles. Lo peor es que todo estaba ardiendo y, conforme más tiempo pasaba, más se quemaba él. Buscaba la carta por todas partes. Consiguió sacar el collar de Queen y lo lanzó fuera.

Seven Days ✔️ [Seven Days #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora