27. Desde ese día, no volví a cantar delante de nadie

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OLIVIA


Odiaba a mi padre, y me odiaba a mí por quererlo y por echarlo de menos a pesar de que me había abandonado hacía casi quince años. Y todos esos sentimientos habían salido a la luz por culpa de El mismo de siempre. Ni siquiera sabía por qué había escogido la única canción que Kyle le había escrito a su padre. Era una que estaba vetada en todos sus conciertos. Tan solo tenía una versión acústica con el piano que estaba incluida en la Edición Deluxe de uno de sus discos. Era una canción poco conocida, dura y personal, pero una canción que había quedado más bien en el olvido. E iba yo, como una estúpida, y la tocaba delante de ellos porque, a pesar de que su grupo nunca me había gustado especialmente, la había escuchado cientos de veces porque me recordaba a mi propio padre.

Tenía frío, así que me bajé las mangas de la camisa de Cole y me limpié las lágrimas con la tela. Al hacerlo, me di cuenta de que olía a él y de que era un olor muy distinto al de Kyle. Pensar en Kyle hizo que me doliera el estómago. Cuando lo había mirado a los ojos después de tocar El mismo de siempre, supe que la había cagado. Vi en su cara el mismo dolor que yo estaba sintiendo y pensé lo estúpida que era por haber escogido esa canción.

Llegué a un pasillo en el que las paredes eran completamente negras y estaban llenas de marcos gigantescos que protegían una foto gigante de los artistas que trabajaban con Imagine Records. El orden iba desde los más recientes hasta los más antiguos. El primero era un chico, un cantante que sonaba de vez en cuando en la radio y que fluctuaba entre varios géneros musicales. Luego había unos cuantos más que no me sonaban de nada. Y, entonces, llegué a la imagen de Kyle. El cuerpo se me llenó de calor y el corazón me latió con fuerza al verlo delante de mí en una foto que dejaba muy claro lo sexy que era.

Su firma, bastante enrevesada pero muy bonita, estaba en la esquina derecha, junto a un año: 2019. Salía de frente y serio, como siempre. Sus ojos azules clavados en la cámara, transmitiendo su característica frialdad. Sin embargo, yo misma había podido comprender poco a poco que toda esa imagen era pura fachada. Kyle Donovan, el de verdad, era de todo menos frío. En la foto llevaba puesto un traje y una camisa de color negro, por lo que no se veía ninguno de sus tatuajes, pero que sí que se veía el piercing de su labio inferior, un pequeño aro de color negro que llevó durante menos de un año.

También había imágenes de James, Dallas y Cole. Hice una foto a la de James para luego enseñársela a Meg. Estaba segura de que mi mejor amiga fliparía al ver al amor de su vida con el pelo un poco más corto, suelto, y una mirada penetrante que hasta a mí logró ponerme un poquito nerviosa. Por no hablar de que el traje negro le sentaba de maravilla. Me coloqué frente a la foto de Dallas. Tenía la barbilla ligeramente alzada, una postura desenfadada, con las manos en los bolsillos de sus pantalones de traje, y los ojos ligeramente entornados. Seguí caminando y llegué hasta la de Cole. Según la fecha que había debajo de su firma, supe que tenía tan solo diecinueve años, por lo que parecía mucho más crío que ahora, que tenía veintiuno. Pero estaba igual de guapo. Con su pelo castaño revuelto, su eterna sonrisa canalla y sus ojitos marrones fijos en la cámara.

Pensé en el día en que los conocí a los cuatro, en lo nerviosa que me puse y en lo rápido que me hicieron sentir una más. En ese momento, me dije que eran unos falsos, que se comportaban así conmigo porque les interesaba tenerme contenta para que no les jodiera el videoclip. Y luego me dije que seguían siendo amables conmigo porque me había convertido en la "novia" de Kyle. Pero ahora... ahora empezaba a quedarme sin excusas. James quería que cantara con ellos, Dallas me ayudaba en todo lo que le pedía, Cole me adoraba y Kyle... Kyle directamente me había hecho perder el juicio.

Seven Days ✔️ [Seven Days #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora