41: Promesas

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El viento era frío, le daba directo en la cara, el sol brillaba tenuemente y el mundo parecía envuelto en un silencio delicado, las calles parecían de un color más claro, el pasto lucia más verde de lo que recordaba, los árboles más altos y sentía como si el mundo ya no fuera el mismo de antes.

Así se veía todo cuando dio un paso fuera de aquel lugar, cuando salió en libertad.

Había sido recibido por los brazos de su hermano, y felicitado por su abogado.

Él se sintió un poco en las nubes, como si estuviera perdido, un año en ese lugar lo cambiaba todo y a todos.

Había salido en libertad, pero no se sentía tan feliz como debería. Aunque sonara raro, extrañaría mucho a Haku y a Zabuza, en especial a Itachi, a él no lo había vuelto a ver y ni siquiera tuvo el valor para decirle lo que había hecho, así que posiblemente sería Zabuza quien le diría lo sucedido y su para nada bonita aventura.

Había subido en el auto de Sasuke, y de camino Naruto le había explicado con suprema emoción que se quedaría con ellos, que ya había arreglado la habitación para él, que le había comprado ropa nueva y que le había dejado la tina lista.

Sonrió al ver la emoción y felicidad de su hermanito y lo abrazó dejando un beso en su frente.

Cuando llegaron a su departamento, Deidara fue arrastrado por Naruto y casi mordido por su mascota, que por poco se abalanza sobre el rubio mayor, Naruto incluso se dio la labor de presentarle al perro y explicarle al animal porque no debía morderlo.

Deidara vio a Sasuke sonreír, parecía feliz con las tonterías de su hermano, ambos parecían felices.

Su habitación le fue presentada, Naruto le señalo las cosas que le había comprado, el muy tonto hasta había buscado su perfume favorito y un abrigo para el frío.

-¿Te gusta? – Le preguntó el rubio menor – la cama es muy cómoda, yo dormí aquí varias veces.

-¿Dormías aquí cuando te peleabas con Sasuke? – le preguntó divertido sentándose a su lado.

-No...

-Mentiroso – le picó con una sonrisa – me gusta, gracias, también debo agradecerle a Sasuke.

-No te preocupes, él mismo se ofreció a que te quedaras aquí. – le aseguró y le sonrió enormemente.

-Bien, ahora lárgate con tu novio – le dijo dándole un pellizco en un costado – debo bañarme, porque huelo terrible.

-Eso es cierto – se burló Naruto – parece que no hubieras usado desodorante en una buena temporada.

-No lo hice.

-Qué asco.

Ambos se rieron y Naruto se fue segundos después de señalarle que había champú en el baño.

Deidara le sonrió y luego de ver la puerta cerrada, se dirigió al que Naruto le indico que era el baño. Tal como su hermano le prometió, la tina estaba llena y a la espera de que alguien se zambullera en el agua.

El rubio se despojó de sus ropas rápidamente, hace mucho no tenía una ducha que valiera la pena.

Se bañó con tranquilidad y se complació al sentir la dulzura de las aguas cubriéndole el cuerpo, se restregó bien y después de casi media hora se dispuso a terminar de lavarse el resto de partes vitales de su cuerpo.

Se lavó muy bien el cabello, dejándolo en extremo limpia, dándose la dicha de lavarse tres veces su dorada melena hasta que por fin sintió que se había desasido de la mugre que se había juntado en su pelo todo ese tiempo.

Inocencia criminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora