16: Tatuajes

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Un nuevo amanecer se abría, y sus colores opacos, se iban tornando claros, la luz, como casi todos los días era traviesa, y se colaba en casas ajenas, dándoles el brillo que tanto necesitaban.

Los ojos oscuros de Sasuke miraban atentos el angelical rostro de Naruto mientras dormía, y sus acaramelados hombros. Dio un beso suave en su hombro derecho, y se levantó de la cama.

Como ya era su costumbre se había despertado temprano, se había bañado y cepillado, pero nada pudo evitar que se sentara a apreciar el dormir de su compañero.

Le parecía extraño, su yo de ayer creía que al amanecer se sentiría extrañado por haber mantenido relaciones con otro hombre, pero lo curioso era, que no sentía nada parecido. Su cuerpo estaba liviano, producto de haber experimentado una buena tanda de placer y de descanso, y su mente estaba fresca, no había un solo rastro de arrepentimiento.

Y después de ver aquellos desbaratados cabellos rubios a su lado, supo que ni debía pensar en arrepentimientos, había sido una noche maravillosa, junto a alguien maravilloso.

Finalmente salió de la habitación y se dirigió a su cocina, preparó café, bebida a la cual, por desgracia, era adicto, y comenzó a ojear los estantes para pensar en que preparar.

Finalmente decidió hacer unos huevos revueltos con tomates, unas tostadas de pan integral, y busco un poco de jugo de naranja para el menor.

Mientras esperaba a que las tostadas estuvieran, había comenzado a condimentar los huevos, le gustaban con un poco de pimienta y ajo en polvo.

Sorbió lo último de su taza de café, dejando que su mirada divagara por su hogar.

Si, tal y como él pensaba, era gris, aburrido y silencio…

Un ladrido lo sorprendió, habiéndose olvidado ya de su nuevo inquilino, meneo la cabeza en forma de negación y se agacho para darle unas merecidas caricias al cachorro, que gustoso las recibió.

-¿Tú también tienes hambre? – un ladrido fue la respuesta que Sasuke recibió y buscando uno de los tazones que Naruto había traído el día de ayer, dejo el contenido de una papeleta de alimento, la cual el animal se lanzó a devorar.

Sasuke lleno otro tazón de agua, y la puso al lado del otro, escuchó el ya típico sonido de la tostadora, se lavó las manos y sacó el pan e ingreso otros dos.

Iba a arreglar la mesa, que aunque casi nunca la usaba, hoy tendría con quien hacerlo, pero el sonido de la puerta de su habitación abriéndose le llamó la atención.

Detrás de ella aparecio Naruto, se frotaba un ojo con su mano derecha hecha un puño mientras se estiraba, Sasuke se cuestionó cuan dormilón podía ser Naruto, su cuerpo se veía húmedo, signo de que se acaba de bañar y aun así no se le había espantado el sueño del todo.

El rubio no pareció verlo, puesto que, había saludado al chucho con una suave caricia.

-Oye, ¿Dónde está Sasuke? – pregunto Naruto mientras miraba a todas partes.

El pelinegro sonrió y se acercó por la espalda ajena, abrazándolo de sorpresa, haciendo que Naruto pegara un gritillo.

-Aquí – informó mientras besaba una de las mejillas de Naruto - ¿Cómo amaneciste?

-Bien – respondió el rubio – algo, muy adolorido.

Sasuke esquivo la mirada cuando escuchó eso, había sido su error por suponer cosas en lugar de preguntarlas.

-Pero me siento bien, lo de anoche fue… - las mejillas del blondo tomaron un color carmín delatando sus sentimientos y Sasuke sonrió al verlo.

-Prometo que la próxima vez será mejor – aseguro el de cabellos oscuros.

Inocencia criminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora