1: Prisionero

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El viento corría en una fuerte ventisca, los arboles eran sacudidos con fiereza, mientras el cielo se tornaba cada vez más de un color oscuro, sus manos se enrollaban repentinamente en su rubio cabello mientras sus lágrimas se mezclaban con la lluvia que empezaba a caer y empapaba su cuerpo, ¡se sentía miserable! Sus labios temblaban y su cuerpo se estremecía, podía sentir en frio viento abrazarlo mientras no podía detener los latidos de su corazón ¡todo era su culpa! Deslizo sus manos hasta su rostro para ocultar aquellos ojos rojos y llorosos por los que en ese instante derramaba en cada una de sus lágrimas sus sentimientos de soledad y tristeza que lo habían destrozado. ¡Se sentía culpable por todo! ¡Por que no pudo hacer nada! Solo pudo ver como su hermano era declarado “culpable” ante todo el juzgado y el solo sonreía con una terneza que él nunca había visto, a pesar de que él sabía muy bien que le dolía, de que estaba decepcionado, de que su cabeza sabía que él era inocente, que todo había sido una injusticia, que en aquel lugar todo el mundo estaba en contra de ellos, pero su hermano nunca había sido mala persona, solo confió en personas equivocadas, y por eso estar preso por más de cinco años era una locura, no quería verlo pasar un infierno como el que iba a tener que sufrir, era terrible, en especial porque el culpable había sido el abogado, que clase de abogado tan maldito como ese que él había contratado, solo por no tener el dinero suficiente, prácticamente se los había entregado, no hizo ningún esfuerzo para defenderlo, ¡era un mierda!.

Levanto su cabeza cuando sintió que alguien lo cubría de la lluvia, miro con una sonrisa quebradiza, a aquel chico que se encontraba parado frente a él, aquel cabello castaño se había empezado a mojar y aquella robusta mano lo ayudo a levantarse, sus ojos hallaron una vez más aquel juzgado y lo perdió en ese mismo momento, comenzó a caminar en silencio, hasta entrar en un automóvil, y así se encontró con aquella hermosa mujer de ojos oscuros y finos labios rosados, llevaba su cabello castaño amarrado pero sus dos mechones característicos aun adornaban su rostro.

-Lo siento mucho Naruto – dijo la joven con una sonrisa triste – pero sabes que si necesitas algo puedes pedírnoslo a nosotros, Kiba y yo jamás te negaremos nada.

-Gracias Hana – pronuncio sencillamente mientras su rostro seguía oscurecido, hasta que sintió un fuerte golpe en su hombro por parte de su gran amigo Kiba.

-¡Animo! No es como que te vas a rendir ahora ¿o sí? – pregunto Kiba.

-¡Tienes razón! Claro que no me voy a rendir, solo necesito trabajar mucho más, y ganar más dinero. Hana ¿tienes algún trabajo para mí? – pregunto el joven rubio animándose una vez mas.

-Pues ahora que lo mencionas, la chica que nos ayuda a hacer la limpieza en la clínica, esta embarazada y ya no puede ir, y estaba buscando a alguien para que nos ayudara ¿te parece bien? – pregunto Hana mientras conducía
-Por supuesto – contesto con un leve brillo en su mirada.

Le agradeció a Hana por haberlo llevado a su casa, y aunque la despidió con una sonrisa, esta desapareció inmediatamente a penas entro en casa, ¡se sentía vacía! Completamente vacía y desolada, Deidara era el único que animaba sus días, sus sonrisas eran brillantes y maravillosas, él era un tipo tan cálido, desde siempre había estado a su lado, “los mejores hermanos de la historia” no había nadie que tuviera una relación de hermanos tan sana como ambos, Deidara había sido quien se había hecho cargo de él después de la muerte de sus padres, por lo cual había dejado la secundaria y se había centrado en él, sin embargo él quería volver a estudiar después de que Naruto creció y lo apoyaba completamente en su decisión, arquitectura, vaya hombre para apuntar alto, pero sabía perfectamente que podía lograrlo y ahora, todo aquello había sucedido, y ahora su hermano estaba destinado a vivir una asquerosa vida en prisión, donde quien sabe que le pasaría, que le harían los reos, golpearlo o quizás tratarían de abusar de su cuerpo, debido a que Deidara era demasiado guapo, era un imán, era demasiado atrayente, tenía un buen cuerpo, un lindo y largo cabello rubio y ojos complemente azules como el mar, al igual que él, sin embargo a Deidara lo habían confundido ya muchas veces con una chica y ese era el verdadero problema, no quería verlo sufrir, ya él había sufrido mucho, porque tenían que sucederle tantas cosas malas.

Inocencia criminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora