nosotros 2

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- Venga, no te va a pasar nada.

- Que no, yo mejor te veo haciéndolo desde aquí sentado.

- ¿No querías aprender? Si no lo practicas no te saldrá.

- Quería aprender lo básico.

- Esto es básico, Gavi.

- ¡Sí hombre! ¿Quieres que me parta la cabeza? El miércoles tengo partido.- ella suspiró cansada.

- Está bien, puto cobarde...

- No soy cobarde, soy realista.

Se habían levantado enérgicos la mañana del domingo, sobre todo Dani, que después de un café y una pastilla para el dolor, estaba como una moto. Ella tenía que entrenar y el pegajoso de Gavi le acompañó. Estaban los dos solos en una sala de baile que era alquilada por el grupo para preparar las coreografías. Dani se puso sus muñequeras apretadas y sus rodilleras para enseñarle al chico algunos pasos de breakdance. Sólo iban por el tercero y el chico ya se había rendido.

Ella ponía sus palmas en el suelo y se impulsaba para hacer el pino, pero juntaba sus manos una encima de la otra y giraba como una peonza, hasta caer y derrapar en el suelo resbaloso de madera. Había tenido problemas y lesiones en sus muñecas por algunos pasos de este tipo de baile, ya no se le ocurría practicarlo sin protección. Gavi se dio cuenta que las heridas de sus rodillas quizás eran de eso, de no ponerse nada. Terminó por hacer un descansillo y tras agarrar la botella de agua se sentó en el suelo al lado de él, que apoyaba su espalda en la pared de espejos.

- ¿Verás mi partido el miércoles?

- ¿A qué hora es?

- A las 9, ¿tienes algo?

- Seguramente saldré del estudio a esa hora, así que, cuando llegue a casa podré verte. Sólo lo haré por ti, no suelo ver partidos en directo.

- Si no quieres no pasa nada...- miraba al suelo mientras jugaba con sus dedos.

- Pues claro que quiero. Como si tengo que decirle al tatuador que ponga el partido, ¿sabes? Me encantará sacar memes de tu cara de culo.- ella sonrió y él se sorprendió. Creyó que hablaba del estudio de fotos o incluso de aquella sala, no de un estudio de tatuaje.

- ¿Qué te vas a tatuar?

- Un delfín, aquí.- se bajó el elástico del pantalón un poco, mostrando su ingle derecha.- Es mi animal favorito.

- Te pega ser un delfín, la verdad. Tienes muchos tatuajes, ¿te los piensas mucho? Quiero hacerme algo, pero no sé...

- No mucho, no voy a decir que hay veces que me he arrepentido, pero eso es natural. Si estan ahí significa que en algún momento de mi vida fue importante, así que, es como un diario y forma parte de mí.- se encogió de hombros.

- ¿Te refieres al del culo?- bromeó y ella rió.

- Qué va, me parece bastante astuto y gracioso. Ese ni lo pensé, me salió en un papelito en una máquina. En algunos salones de tatuajes hay como unas tómbolas que le das a un botoncito y te sale un diseño espontáneo para tatuarte. Obviamente tú tienes la última palabra, pero si no te lo piensas, mejor.- sonreía recordando aquello.- Me salió esa frase y lo primero que me vino a la mente fue en una nalga y pues me lo tatué. No es lo peor que tengo, también te digo.

- ¿Y cuál es el peor?- preguntaba curioso, la había visto en ropa interior y aunque no se había podido fijar muy bien, nada le había llamado más la atención que el del culo.

- Mi comida favorita es la pizza, ¿vale? Pues yo a los 17, o sea, cuando tenía tu edad, con todo mi potorro gordo, decidí tatuarme una porción de pizza en una teta.- habló con vergüenza, pero enfadada consigo misma. El chico abrió su boca.

FREAKS (Pablo Gavi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora