FREAKS (Pablo Gavi)

desprevenía

El partido terminó durando una eternidad, con penaltis incluídos, pero fue una victoria para España. Dani, que no había estado nunca en un estadio disfrutando del fútbol, aunque fuera sólo una eliminatoria más, lloró de la emoción. España estaría en las semifinales que se jugarían en Londres, contra Italia. La selección se quedaría un día mas en la capital andaluza hasta viajar a Inglaterra. Por eso podrían disfrutar de una noche de fiesta por Sevilla.

Después del partido las redes ardieron, no sólo por el resultado sino un momentazo que dejó el canario. Justo cuando se pitó final de juego, la gente se alzó, los jugadores se reagruparon para celebrar, pero el chico salió pitando. Se saltó las vallas hasta las gradas y llegar hasta los asientos del grupo de Dani. Agarró la mano de Laura y la besó, en frente de todo un estadio en furia y de decenas de cámaras grabando. Hubo un momento que la televisión nacional enfocó el beso y Dani salía por detrás con una cara de loca. Y de eso de reía la gente en Twitter, haciéndole memes de aguanta velas. Ya supo cómo se sintió Ibai tras cargarse el beso de Rosalía y Rauw Alejandro.

A su amiga casi le dió un infarto cuando Pedri se separó de ella con su sonrisa y le hizo su icónico guiño de ojo. Acabó roja como un tomate mientras el chico volvía riéndose con sus compañeros que estaban igual de impactados que el resto del estadio. No entendían de dónde había sacado tanta valentía ese chico tímido, pero la verdad es que lo tenía planeado de hace tiempo. Hizo una apuesta consigo mismo, si ganaban el partido se lanzaría en público, si no, lo haría otro día por mensaje. Y así sucedió.

Nico o Ansu no fueron convocados, pero igual habían ido a verles ya que seguían en vacaciones y se quedaban en el mismo hotel que el grupo de YouTubers. Gavi habló con Dani por chat, dijo que no tenían tiempo de verse, que los llevaban al hotel directamente. Así que, quedaron en una plaza de la zona de la Alameda, que era donde se concentraban casi todas las buenas discotecas de Sevilla. Una avenida con mucho ambiente jóven. Y así, se fueron a preparar y a cenar algo.

Tras haber corrido la voz, Unai, Ferrán, Eric, Pau se apuntaban. Cuando todos estuvieron listos, sin querer llamar la stención, decidieron salir por la puerta de atrás, que tenían que atravesar la cocina e igual la sala de estar. Ya eran casi las doce de la noche, así que confiaron que nadie estuviera despierto. Mal hecho, por que allí mismo estaba esperándolos el seleccionador en pijama, que ya se olió algo. Después de echarles la bronca y de amenazar a los dos más mayores para que cuidaran de los más pequeños, les dejó libres. Obviamente diciéndoles que ni se les ocurriera emborracharse, sabiendo que aquellos adolescentes se iban a pasar por el forro todo lo que les dijo.

Gavi guiaba, disfrutando del ambiente de su querida ciudad del alma. Aquella zona no estaba lejos, así que decidieron ir andando. A veces los paraban, pero una cosa normal, era un día feliz, la gente estaba de fiesta, a lo suyo. Los chicos al llegar a la plazoleta buscaron con la mirada, Pau o Unai no sabían con quienes iban asi que, estaban algo confundidos. Pedri exclamó que allí en un banco se encontraban, Gavi rió, Jordy seguía con su pelo engominado en una cresta de color rojo, bastante llamativa. Y cuando se acercaron sus ojos sólo se fijaban en una persona, que le dejaba una sonrisa boba.

Dani se había peinado para variar, se había cortado el flequillo mas recto y onludado el cabello negro azabache. Vestía un vestido azul eléctrico ceñido y muy corto, de tirantes y de satén. Sus uñas largas de color carne rositas, pegaban con sus sandalias con taconazos, de tiras atadas a la pierna. El chico sólo se había puesto una camiseta blanca, unos vaqueros negros y unas deportivas cualesquiera. Ya se sentía intimidado, pero rozó su colgante de cochas con sus dedos al ver que ella traía su tobillera de caracolas. Mientras que él la miraba sin decir nada y muy descaradamente, ella sólo sonreía.

- ¿Disfrutando las vistas?- él se asustó, ni se dió cuenta de que ya estaba tan cerca.

- ¡Yo no estaba mirando!- se excusó con los colores subiéndole a las mejillas y a sus orejas.