divina

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- ¿Por qué nunca me había dado cuenta de que teníais piscina? Y este pedazo de jardín trasero.- Gavi salía fuera, ayudando a llevar la sandía fresca a la mesa.

- Porque normalmente sólo te interesaba subir a la habitación de Dani.- rió la asiática y él empezó a ponerse rojo.- No hombre, es que habían constructores ultimando detalles. Cuando compramos la casa, el jardín estaba hecho una mierda y decidimos hacer la piscina de camino que lo reformábamos.

- Pues qué guay, está muy chulo esto.- decía y se volvía a mirar a los tres tumbados como marqueses.- Hey, ¿no ayudáis o qué?

- No sabemos dónde están las cosas, sólo entorpeceríamos más.- dijo Riqui.

- Qué cabrones.- el menor negaba con su cabeza, alguien pasó por su lado y se quedó algo sorprendido.

Era Andu, juraría que era la primera vez que la veía con el pelo recogido y con tan poca ropa. Todo el mundo tenía razón, esa chica tímida e insegura era totalmente una modelo, rubia clara con los ojos azules, con la piel blanca casi transparente, se veía exótica y llamaba la atención. Dani le había confesado que estuvo sus años enamorada de ella, pero cuando la empezó a conocer más profundamente, se dió cuenta que no había forma de tratar con alguien tan inseguro. Tenía a medio pueblo detrás, pero ella decía justo lo contrario y no le gustaba destacar aunque lo hiciese incontrolablemente. Y allí estaba, con un bikini negro que dejaba poco a la imaginación, caminando mas segura que nunca hacia cierto chico que estaba también tumbado al sol. Se agachó un poco y le tocó el brazo para llamar su atención.

- Ansu...- le susurró ella.

- Cinco minutos más.- le contestó él sin abrir los ojos, se había quedado frito con el calorcito.

- Ansu... No te echaste crema...- ella seguía dándole toquecitos en el hombro, tímida. Él abrió un ojo y la miró de rojo, una sonrisa se formó en su cara.

- Andu, soy negro, no me voy a quemar.- él pellizcó su carita.

- Estás muy desinformado sobre tu propia raza. Necesitáis protección tanto como nosotros, que tu piel no se ponga roja o no te duela, no significa que no te quemes. En el peor de los casos te podría entrar cáncer de piel.- soltó la información políticamente correcta como siempre, pero en su cara se podía ver preocupación. El chico se quedó mirándola sorprendido.

- Sí... Quizás tengas razón, perdona...- se erguía para levantarse.- ¿Tú ya te echaste?

- Sí, bueno, me queda la espalda, ya le pediré a Yuna que me la extienda...- ahora que él se levantaba y estaba tan cerca, siendo mas alto, ella miraba al suelo, queriéndose hacer una bolita vergonzosa allí mismo.

- ¡Yo te ayudo! Tú me la echas también, ¿vale?- el chico sonrió adorablemente, cosa que la hizo reír un poco y asentir por fin.

- Qué monos son.- dijo Dani apoyándo su brazo en el hombro de Gavi, que también divisaba a la parejita desde la distancia.

- ¿Nosotros nos vemos así de adorables?- preguntó el chico mirando a su novia, quien se encogió de hombros.

- Vosotros dos dais vibras de hermanastros que os odiais y que sois capaces de hacer cualquier cosa por dejar en ridículo el uno al otro.- dijo Rika mientras ponía las primeras costillas a la parrilla. La pareja lo miró mal.- Pero en el fondo, muy fondo, os amáis.

- Bueno, al final lo ha arreglado...- rió Gavi.

- ¡Pedri! ¡Te vas a poner como una gamba!- gritaba Laura, como la madre que siempre le tocaba ser, desde la puerta. El muchacho, que se asustó, se levantó como un niño pequeño para ponerse crema solar.- Anda, ayudad a traer las ensaladas.

FREAKS (Pablo Gavi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora