FREAKS (Pablo Gavi)

tu nombre

No se atrevía a mirarlo. En el taxi sonaba una música india y Dani miraba por la ventana, apoyándo su cabeza en su hombro y escondiéndo su cara con su cabello un poco. Obviamente después de aquella frase que soltó, salieron de la discoteca entre besos varios y pillaron el transporte que los llevaría al hotel. Pero el chico había hecho algunos comentarios burlescos al respecto, creyéndo que su chica se lo tomaría de broma, como siempre, pero no fue así. A ella le costó muchísimo verse tan débil en su presencia, se había abierto a él y estaba dispuesta a hacerlo mucho más, pero ahora estaba nerviosa. Creía que se iba a reír de ella, que iba a salir mal, que no le iba a gustar e iba a estropearlo todo. Pensaba y pensaba sin soltar palabra y él la miraba con preocupación a su lado. Carraspeaba queriendo llamar su atención o rozaba su brazo, pero ella sólo se estremecía, revolviéndose en su asiento. El calor no se iba, pero había tensión. Entonces, Gavi hizo algo que no solía hacer, que incluso le daba vergüenza ajena cuando lo veía en las parejas. Agarró su mano fuerte, haciéndo que ella lo mirara, por fin, algo extrañada y después aflojó y empezó a acariciarla con su pulgar. Ambos se miraron a los ojos y el chico sonrió amable, diciéndole con la mirada que todo estaba bien. Dani se quedó perdida en sus grandes ojos y por alguna razón, su sonrisa la había tranquilizado algo. Aún así, su ego seguía dañado.

- Serían ocho euros, chico.- dijo el conductor con un acento hindú, cuando estacionó el coche en la puerta del hotel.

Antes que Gavi sacara su cartera, ya Dani había sacado un billete de diez y se lo daba al hombre. El chico la miro mal y ella sonrió, siempre peleaban por quien debía pagar. Una tontería porque a ambos le sobraba el dinero, pero ya se había convertido en una competición.

- Quédese con el cambio, que tenga buena noche.- ella abrió rápido la puerta y jaló al chico hacia afuera. No soltaba su mano y ahora ella la agarraba también.

Caminaba y lo guiaba por el hotel que estaba demasiado silencioso en la madrugada. En el ascensor el muchacho empezó a acariciarle la mano otra vez y eso la volvía loca, pero actuaba como si nada. Entraron a la habitación y ella lo soltó para ir pa dejar sus cosas en el escritorio y encender lámparas que desprendían luces naranjas y muy tenues. Tenía prendas por la cama, algo desordenada, su camiseta de la selección y sus pantalones del chándal entre ellas. Gavi agarró la camiseta que llevaba su nombre y que olía a mandarinas y sonrió. Después se acercó a ella para abrazarla por la espalda, dejando sus palmas en su vientre bajo. Ella recogía la ropa amontonándola a los pies de la gran cama, pero paró cuando el chico empezó a dejarle besos húmedos por el cuello.

- Gavi, para... Voy a ducharme antes...- apretaba sus labios, revolviéndose en el sitio.

- ¿Y eso para qué? No me hagas esperar más, Dani...- su voz era muy ronca.

- Porque estoy muy sudada de bailar.- se dió la vuelta para encararlo, estaban muy cerca.

- Eso me importa bien poco.- la miró a los ojos, honesto.

- Pero a mí sí...

- Mentirosa, sólo quieres evitarme. ¿Acaso olvidaste lo que me dijiste en el club?- sonrió y ella agachó su cabeza.

- Gavi... Estoy confusa.- él levantó su cara sujetándola del mentón suavemente, con la mirada le decía que estaba dispuesto a escuchar.- Yo... Nunca me había pasado esto y me da vergüenza, supongo que tengo el ego grande, pero el tuyo es aún mayor. Sólo quiero no sentirme débil, utilizada y humillada. Eso es todo...

- Entiendo... Pero me molesta un poco que pienses que voy a utilizarte o a humillarte. Te quiero, Dani, voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que te sientas cómoda y confiada, no sólo en la cama. Quería estar aquí a solas contigo para preguntártelo oficialmente, ya que, yo también pienso las cosas demasiado y aún no me entero si me quieres en tu vida de ese sentido. ¿Me quieres en ese sentido?