FREAKS (Pablo Gavi)

tutto bene

Empezaron con el ánimo por los suelos, Dani miraba por la ventana, algo melancólica todavía, le costó recomponerse de lo mal que lo había pasado toda la semana. Salieron de Barcelona a las 5 de la mañana, viajarían en la gran furgoneta que cabían todos, con la conductora Ro. Tardarían un día entero en llegar a Huelva por la costa, ya que Rafa era de marearse y si atravesaban España, cogerían demasiadas curvas y montañas. Así que, después de un rato que se llevaron durmiendo, cuando comenzó a salir el sol, Laura empezó a poner canciones y no les quedó otra que empezar a cantar. Así se les hizo el camino ameno, aunque llegaron hartos de escuchar los gritos de Pau desafinados cada vez que salía algo de Lady Gaga.

Pararon a almorzar en Murcia, se quedaron con las ganas de ir a aquellas bellas playas, pero tenían que seguir. En Almería mucha calor, en Granada calor y humedad, en Málaga muchos malagueños y en Cádiz mucho viento. Y cuando empezaron a ver las playas conocidas de Huelva por las ventanas, se les cayeron dos grandes lagrimones por los ojos y aplaudieron. Ro, la que más harta estaba. La playa en la desembocadura del río Piedra estaba a rebosar de sombrillas, no se veía ni un metro cuadrado de arena sin cubrir. Abrieron las ventanas para que entrase el olor a Atlántico y a pino, a romería, a polvo y al aroma de las especias del famoso asador de pollos en la zona turística del pueblo. El sol ya se escondía cuando subieron el camino de piedra hasta llegar a la casa de campo de Dani. Una gran casa con piscina y un huerto, algo normal por esas zonas. El gran jardín tan cuidado por la madre de la chica estaba precioso, como un paraíso.

Cuando el coche aparcó y la gente bajó de éste, algunos hicieron el teatrillo de besar el suelo, llorando de mentira. Los padres de Dani salían a recibirlos, éstos no sabían nada de lo que había pasado, pero conociéndola, lo independiente y pasota que era, con todas las prisas con las que había vuelto, algo le pasaba. La chica bajaba las maletas mientras los chicos abrazaban y saludaban a los dos mayores.

- Hola, ma.- dijo sonriéndole de lado por fin, la abrazó y luego a su padre más un cocotazo en la cabeza.- Y tú, ¿que no querías que viniera?

- Es que estamos muy tranquilos sin ti.- rió su padre.

- Pues tranquilo te vas a quedar, me voy en dos días.- se hacía la molesta, ambos eran de la misma estatura, la bajita era la mujer.- Nos quedamos hoy aquí, en el salón, como siempre.

- Sí, me lo imaginé, debéis estar reventados. Hemos estado hinchando colchones y preparando aquello. He hecho pinchitos, ¿tenéis hambre, no?- decía la mujer, mientras caminaban a la terraza de la casa.

- Uff estoy por succionar toda el agua de la piscina, Isabel.- contestaba su sobrino Rafa.

- Mejor que no, esta tarde habían dos ranitas nadando.

- ¡Ranitas! ¿Dani, me coges una ranita?- a Uve le brillaron los ojos. Dani era famosa en el grupo por no tener escrúpulos ni miedos de coger bichos, ya fueran cucarachas, serpientes, lagartijas, gusanos,...

- Sí, ahora después de comer vamos.- sonrió ella.

Prepararon los sacos de dormir y las mantas en los sofás y colchones y después se sentaron a cenar con los dos mayores al fresco en la terraza. Como siempre, Dani no hablaba, pero ya Yuna y Pau se encargaban de contar las anécdotas y aventuras por la capital catalana.

- Entonces, ¿me estáis diciendo que todas estáis con jugadores del Barcelona? ¿Pero qué os pasa en la cabeza? ¿Qué tiene ese equipo que no tengamos nosotros?- con "nosotros" se refería a su querido Real Madrid, el padre de Dani flipaba.

- Juventud, belleza, talento, picardía, encanto,... Si alguno fuera gay, le entraba de cabeza.- decía Pau.

- Tú no, ¿verdad Dani?- miró a su hija con ojos de cachorrito y ella, que se iba a meter un trozo de sandía en la boca, se quedó tiesa.