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Ese silencio abrumador.

Aquel que llevaba persiguiendo a Jisung por semanas, cada vez que pasaba la noche en su departamento, evitaba a toda costa que Minho lo viera al día siguiente porque lo único que hacía era llorar hasta que su garganta se desgarrara abrazándose a sí mismo, rogando porque todo mejore y sintiendo que moría cada vez que pensaba en el mayor.

La culpa lo tenía al borde de un hilo, ya pensaba que se quedaba sin lágrimas por pasar noches enteras en ese estado tan miserable.

Ahora mismo estaba aguantando el llanto acumulado en su pecho al punto en que dolía, sus párpados ya comenzaban a cansarse y sus piernas se sintieron débiles cuando escuchó el timbre resonar, indicando que Minho ya estaba abajo.

Tenía el corazón tan roto que ni siquiera sabía bien qué sintió en el momento que lo vio al abrir la puerta.

Porque el castaño inmediatamente lo tomó de la cintura y lo abrazó tal como hacía cada vez que al saludarlo, dejando un tierno beso en su mejilla para luego sonreírle como si nada malo pudiese pasar.

Jisung tomó su mano y caminaron hacia su habitación, fue entonces que Lee notó que traía una camiseta ancha puesta la cual le llegaba hasta la mitad de los muslos, encima un hoodie negro abierto y dándose cuenta que ambas prendas le pertenecían a él.

—Vas a dejarme sin ropa algún día— Bromeó.

—Quiero quedarme con una parte de ti

Minho frunció el ceño, confundido ante las palabras del rubio, pero no tuvo tiempo de preguntar cuando sus labios se encontraron una vez Jisung lo abrazó por el cuello.

Era un beso profundo y... diferente.

Minho lo sentía diferente.

El menor tomó las manos ajenas y las movió hasta su cadera para que pudiese tomarlo mejor, apegando ambos cuerpos tan cerca que ni siquiera un rayo de luz podría pasar entre ellos.

Y es que la única iluminación ahí dentro era la luna que atravesaba los vidrios, Minho notó como el hogar no estaba con sus luces prendidas, al menos no tantas como acostumbraba. Apenas podía ver el rostro ajeno y eso era lo que Jisung estaba buscando, no quería que viera su piel roja e hinchada, no aún.

—Házmelo... Hazme el amor como si fuera la última vez— Pidió con voz baja, en un susurro necesitado.

Y Lee no era quien para negarse, cayendo sentado en la cama con el chico sobre sus muslos, alzando las ropas para acariciar su piel y apretarla a su gusto sin llegar a lastimarlo.

Con cuidado lo hizo recostarse en las sábanas, retirando las telas para ver al chico únicamente en su ropa interior, comenzando a repartir besos, mordidas, y chupetones por todas partes, la falta de luz no dejando ver como las lágrimas escurrían sin parar por los ojitos de Jisung.

Escuchaba los suspiros recorrer su cuerpo, tomando por el cabello al mayor cuando alzó sus piernas y su lengua inició un camino hasta llegar a la última prenda que lo cubría. La quitó despacio, dejando besos cada vez que se movía, introduciendo sus dedos con cuidado y preguntando cada cierto tiempo si es que algo le dolía o molestaba.

Siempre era tan dulce cuando se lo hacía...

Como si Jisung fuera su joya más preciada y tuviese miedo de cualquier movimiento erróneo que pudiera romperlo, siempre asegurándose de que disfrutara cada segundo, cada caricia.

Lo trataba con amor.

Y eso era lo único que Jisung había estado anhelando, su mayor sueño en la vida: Ser amado.

Babi Store | Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora