Babi Store | Minsung

[92]

19:20pm

—H-Hyung...

Los suspiros rellenaban por completo el silencio de la habitación, y algunos gemidos se escapaban de la boca del menor al estar frotando su entrepierna con el muslo del más alto, sus ojitos cerrados mientras sentía como el corazón le latía rápido y la sangre aceleraba su camino por todo el cuerpo, haciendo que sus mejillas se colorearan.

Las manos de Minho sujetaban su cadera para controlar mejor el movimiento, dando besos y mordidas por todo su cuello, haciendo que algunas marcas rojizas aparecieran en su piel.

No sabían cómo habían llegado a esto, para ser exactos.

Jisung hace mucho tiempo perdió ese sentimiento de necesidad por tener un poco de "acción" con alguien más, incluso teniendo a Lee con él, no reaccionaba cuando los dedos ajenos se metían en su camisa por la noche o acariciaban sus piernas.

Y Minho no lo hacía con dobles intenciones, solo le gustaba tener más contacto con el rubio, pero antes Jisung solía ser una persona que se le subía la temperatura con el más mínimo roce, y últimamente, no tenía reacción al respecto.

Por lo mismo, no entendía qué había pasado.

Solo se estaban besando sobre la cama, y de un momento a otro, el menor se subió sobre el castaño e, inconscientemente, comenzó a mover sus caderas cuando notó que su miembro estaba sobre la pierna contraria.

Sí, tenía una erección bastante prominente ahora mismo, y Minho no tardó en darse cuenta, por lo que los hizo cambiar de posiciones para dejar al chico bajo suya, acercando su rodilla al centro y empezando a frotarla para estimular aún más.

—Si quieres que pare, solo dímelo, ¿bien?— Preguntó en voz baja, separando sus bocas un segundo.

Jisung asintió rápidamente, y buscó otra vez los labios impropios, sus lenguas encontrándose a la vez que sentía el calor acumularse en su parte baja.

Pero las imágenes y recuerdos comenzaron a dar vueltas por su cabeza.

Taehyun obligándolo a abrir las piernas.

Taehyun obligándolo a darle sexo oral.

Taehyun golpeándolo si lloraba.

La sangre escurriendo de su entrada porque jamás lo preparaba antes, porque no tenía cuidado y no usaba ningún tipo de lubricante. Las caídas al baño porque sus piernas estaban demasiado débiles para caminar, estar acurrucado en la ducha y refregar su cuerpo fuertemente con la esponja para quitar la sensación de sus manos sobre él.

Y lo peor era que todo ocurría casi a diario, incontables fueron las veces en que casi se desmaya durante el acto porque el dolor era demasiado y las lágrimas mojaban la almohada sin parar.

Su cabeza dolía al otro día, y apenas podía levantarse, pero lo hacía porque sabía que si no obedecía, volvería a ocurrir.

No, no podía hacerlo.

—¡Detente!— Gritó de pronto, empujando al más alto y acercando las sábanas a su cuerpo, intentando cubrirse.

Su pulso se aceleró, y la humedad no tardó en acumularse en sus ojos. Sus manos, piernas, y mandíbula temblaban sin control, y poco a poco sintió que más aire hacía falta en la habitación.

—Hannie— No quiso acercarse al principio, pero podía ver como golpeaba sus muslos fuertemente y a la vez encajaba sus uñas en las palmas por la presión, y no podía verlo de esa manera—, te estás haciendo daño, basta

Tomó sus muñecas para alejarlas, su pecho doliendo con intensidad al ver el reflejo del menor de tensionarse y apretar los párpados, sobre todo por verlo en el estado en que estaba.

Cuando el rubio miró a Minho, su rostro se desfiguró y una mueca de terror se hizo presente, rápidamente bajando las manos a la vez que intentaba sacar el nudo de su pantalón para poder bajarlo.

—¡¿Qué haces?!

—L-Lo siento, lo siento mucho, v-voy a arreglarlo

—¡Para, no hagas eso!

—Prometo que voy a portarme bien, Hyung, lo juro, d-déjeme...

Y sus manos ya no tenían fuerza para seguir luchando con soltarse de las ajenas, dejó que las alejara y tomara su cuerpo debilitado, acercándolo a él mientras lo abrazaba y comenzaba a mecerlo, intentando calmarlo. Nuevamente, sus dedos apretaron la camiseta del mayor, sus uñas rasguñando el pecho de este a la vez que el llanto abandonaba su alma.

Minho no pudo evitar que algunas lágrimas se escaparan de sus ojos igualmente, le daba tanta impotencia no poder hacer que sus ataques pararan, le dolía verlo así tan seguido, que su estado no lo dejara siquiera abandonar la casa.

Quería verlo mejor, pero parecía que las cosas iban en reversa en vez de avanzar.

—Hyung...

—Shh... tranquilito, ¿sí? Estoy aquí

—Lo siento

—No, amor, no hay nada por lo que debas sentirlo— Depositó un largo beso en su cabecita, y continuó meciéndolo lentamente para que se tranquilizara.

No lo había hecho antes porque Jisung decía no estar listo, pero definitivamente comenzaría a buscar por un psicólogo la semana siguiente, ya no soportaba ver su vida cayéndose en pedazos por culpa de una persona tan asquerosa como Taehyun.

—Vas a estar bien, te lo prometo— Susurró.

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