Babi Store | Minsung

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El timbre en la puerta sonó un par de veces, pero no podía, por más que quisiera no podía levantarse de la cama.

Llevaba toda la semana faltando a la universidad, se paraba únicamente para ir al baño o a beber agua, luego volvía a envolverse entre las sábanas y dejar que las lágrimas salieran cuando su corazón comenzaba a doler otra vez.

Estaba destruido.

Su padre le ofreció unas horas con el terapeuta, pero Minho insistió que necesitaba estar solo un tiempo, sin ayuda, sin nadie que lo atendiera. Quería descansar, nada más.

Cubrió el espejo del baño para evitar verse, porque sabía que su físico sufría las consecuencias de su malestar.

Su piel estaba pálida, sus ojeras oscuras y marcadas, sus labios secos, sus ojos sin brillo...

El timbre sonó por última vez, y pronto su teléfono empezó a vibrar, mostrando el contacto de Changbin en la pantalla.

Declinó la llamada.

Quería estar solo, ¿por qué no podían entenderlo?

Sin embargo, no contaba con que su papá le había entregado una copia de las llaves a sus amigos. Él se la pasaba trabajando, viajando fuera de la ciudad y hasta del país, necesitaba saber que Minho estaba bien, y ellos era la única forma de hacerlo.

Escuchó la puerta ser abierta, los pasos en la escalera, y pronto la manija de su habitación siendo girada.

No se movió, estaba demasiado cansado como para hacerlo.

—Minho...

—Por favor, váyanse

—Ya será la segunda semana que estás así, estamos preocupados— Jeongin se acercó con cuidado, tomando asiento a los pies de la cama.

—Quiero estar solo, nada más

—Por hoy, Minho... Necesitamos que te levantes

Y estuvieron apunto de decir algo más, pero pronto los hipidos se internaron por los oídos de los tres chicos y sus corazones se estrujaron al verlo abrazar su almohada con fuerza.

Jeongin se paró de su lugar para abrir las cortinas, y Changbin tomó de los brazos a Minho con cariño para hacer que se sentara, dejando que siguiera sollozando sobre su hombro.

Seungmin se encargó de limpiar un poco el cuarto, poniendo luego la bandeja en las piernas del castaño una vez se calmó. Habían traído comida para él, y al principio lo ayudaron con ello puesto que sus brazos estaban débiles y sus manos temblaban cuando siquiera intentaba sostener la cuchara.

Ahora solo lo observaban comer, apenas tragando algo de sopa y masticando con mucho esfuerzo las verduras.

—No hacía falta que vinieran

—Claro que sí, Minho, mira cómo estás...— Contestó Kim, quien seguía ordenando su habitación.

—Jamás te habíamos visto así, no contestabas nuestros mensajes, nuestras llamadas... Realmente estábamos muy preocupados— Mencionó el más bajo de todos.

Jeongin acariciaba su cabello con cuidado. Notaba cómo llevaba días sin tomar una ducha, sin siquiera cambiarse la ropa. Intentaba ahogar el nudo que tenía en la garganta de ver a su mejor amigo en ese estado.

—Desinstalé todas las aplicaciones de mi teléfono

—Lo suponíamos— Dijo Changbin entonces.

—Ustedes... ¿Saben algo de él? ¿Por Hyunjin o Felix?