Marinette es la CEO de Miraculous, la casa de modas que diseña lencería fina. Está casada con el cantante compositor Luka Couffaine, con quien tiene una hija que está incursionando en la industria de la música.
La talentosa diseñadora jamás supero...
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Advertencia: El siguiente capitulo, contiene escenas que pueden resultar sensibles para algunas personas, favor leer con discreción.
Llegué a la mansión de mis abuelos hace no menos de una hora. Afuera la tormenta arreciaba, sin embargo, en mí existía una paz que hace semanas no experimentaba. Hoy me enfrenté a Marinette, y al exponer mis términos y condiciones, estoy seguro de que ella no volverá a intentar nada. Por de pronto, tengo un trabajo fijo hasta que la pasantía termine. Con esto mi abuelo no me correrá de la casa.
Estaba que daba brincos de felicidad, mi plan dio resultado. En los cinco días que Marinette estuvo ausente me propuse idear la estrategia adecuada para hacerle frente. Tras el incidente con Joséphine, reflexioné acerca de la situación. Llevaba más de un año fuera de Rusia, por lo que, seguir reprimiendo mi verdadera personalidad no era necesario, es decir, antes pesaba que, si fingía ser un chico calmado, mi madre me daría más atención...pero no fue el caso.
Tras la ausencia de Marinette, me enfoqué en conocer su agenda y aprender a llevarla. Al mismo tiempo en casa, practiqué horas frente al espejo para tener la entonación de voz adecuada al momento de condicionarla, no dando espacio a los errores.
Con ella no debía mostrar un rastro de titubeo.
Sin embargo, conserve la fachada de chico tímido y retraído, frente a mis compañeros de trabajo y mi amiga ≪Joséphine guarda secretos para conmigo, así que estamos mano≫ Únicamente mostrando mi verdadero yo a Marinette. Así, al tratar de acusarme, nadie le creerá.
Imposible que un chico tan inocente e ingenuo, sea capaz de tal cosa.
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—Si lo que buscas es que se repita, de una te digo que no—imité el tono de voz defensivo de Marinette, mientras le contaba a Joséphine por videollamada lo ocurrido al finalizar mi jornada. Mi amiga reía a carcajada suelta.
—Esa tipa es una falsa—pronunció a duras penas, limpiando una lagrima de su ojo.
—Aurore y ella fueron cortadas con la misma tijera—exclamé, mientras dibujaba un boceto en mi cuaderno de diseños—si comparamos, Marinette es la peor. Tiene un matrimonio y una hija.
—Leí que las cuarentonas tienden a buscar jóvenes para recuperar su libido, aunque tengan matrimonios estables—explicó, dando una mordida a su sándwich—hablando de eso ¿será cierto? que le contó a su esposo.
—No lo sé y ni me importa. Lo único que quiero es que no vuelva a ponerme una mano encima—tomé uno de los colores de mi estuche para comenzar a pintar mi diseño de tarea.
—Con tal advertencia, se lo pensará dos veces—dio un sorbo a su bebida carbonatada—tienes trabajo seguro, hasta que decidas irte...Damien—me llamó.
