Marinette es la CEO de Miraculous, la casa de modas que diseña lencería fina. Está casada con el cantante compositor Luka Couffaine, con quien tiene una hija que está incursionando en la industria de la música.
La talentosa diseñadora jamás supero...
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Primera parte:
—Por favor quédate así—suspiré sobre la piel de su cuello, la cual se erizo en el acto. Me sentí complacido de ser el causante de esta reacción en Marinette—necesito decirte algo que llevó guardando desde hace mucho—su cuerpo se tensó por completo ¡Lo que dijo Nino era cierto! ¡Marinette gusta de mí! Gracias a mis años de modelo, supe disimular la euforia que gritaba salir. No quería asustarla—. Me di cuenta de que...eres más que mi amiga, siempre sentí que eras más que eso y, ahora se por...—que te amo...
Tres sencillas palabras que se quedaron en mi mente.
—Adrien, tu padre esta al teléfono—resentí la ausencia del calor de Marinette, cuando ella se apartó de mí; asustada por la interrupción de Nathalie. Le di una mirada de pocos amigos a la asistente de mi padre. Ella no se inmutó. Iba decirle que le llamaría luego, que lo que estaba por hacer no podía esperar. Nathalie pareció adivinar mi intención, puesto que aceptó la llamada.
—Adrien, estamos sobre hora, deja de perder el tiempo y regresa a casa. El Notario ya se encuentra en la mansión—mi padre demando, se notaba más amargado de lo habitual.
Quería bufar, rodar los ojos, algo que le demostrará que su interrupción y su orden me molestaban, más no lo hice. Era consiente que su enfurecimiento y exigencias, eran producto de lo que le dije está mañana.
—Lo que digas, padre—exhalé un pesado suspiro. Al finalizar el día, él ya no tendría ningún tipo de control sobre mi vida. Giré sobre mis talones, notando las preocupadas facciones de mi mejor amiga—hasta pronto, Marinette—no era un adiós, planeaba venir a buscarla en cuanto acabara los pendientes con mi padre.
No iba dejar pasar ni un día para decirle que yo también sentía lo mismo por ella. Antes de salir de la panadería, con la cajita de pastas en mis manos, le vi por sobre mi hombro. Sonreí y le guiñé un ojo. Sus mejillas se tiñeron de un lindo sonrojo.
Sali de la panadería y avancé unos cuantos pasos al auto donde mi guardaespaldas esperaba al lado de la puerta abierta. El silenció fue roto por los gritos y risas de Marinette dentro del local. Sentí una grata calidez en mi corazón al escucharla.
Prometo que antes de finalizar el día, sabrás lo que siento por ti.
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Para cuando llegamos a la mansión, las cosas estaban tensas. En lugar de reunirme con el notario, mi padre tenía organizada una pequeña conferencia de prensa.
El orden de los eventos no alterará el resultado.
Mis objetivos estaban claros, iba renunciar como modelo y el adelantar mi reunión con la prensa no iba intimidarme.
