Marinette es la CEO de Miraculous, la casa de modas que diseña lencería fina. Está casada con el cantante compositor Luka Couffaine, con quien tiene una hija que está incursionando en la industria de la música.
La talentosa diseñadora jamás supero...
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Ni bien crucé la entrada de Miraculous, Fei me informó que Marinette estaba buscándome, que era mejor si la esperaba en la oficina, porque se encontraba en el departamento de ventas. Me advirtió que no gozaba de un buen humor.
Quizás decirle que no, no fue una buena idea.
En todo caso, no debe preocuparme sus protestas. Joséphine me recordó que podía amedrentarla con el video.
Espero con ansias reunirme con mi amiga, hoy regresa de Estados Unidos y no ha hecho más que enviarme fotos de como avanza el plan, siendo la presidenta de...
—¡Buenos días, Damien! Qué bueno que estes aquí—La voz de Marinette me sobresaltó—notarás que Miraculous es un caos estos días. No es para menos, estamos a tres semanas del desfile de la marca.
¿Fei se equivocó? Marinette no se ve de mal humor, está bastante animada.
—Fei dijo que querías verme—crucé mis piernas y dejé mis brazos descansar a los costados de la silla. Le seguí con la mirada. Marinette tenía una sonrisa plena.
—Tengo unas estupendas noticias—corrección, tenía una actitud muy jovial—como sabrás, me la paso más en el atelier que en administración. ¡No sabes! —se sentó, dejando sus codos sobre la mesa y su barbilla descansar en el dorso de sus manos—Frederick y Bernardette me han apoyado de maravilla. ¡Son los mejores asistentes que una diseñadora podría desear! ¡Listo, lo dije! Cielos, sentía que me estallaría el corazón por la emoción contenida—ensombrecí mi mirada, cruce mis brazos, apretando la mandíbula por lo que acabo de escuchar—son eficientes, educados, serviciales, responsables. Ya dije que son eficientes...
—Marinette, te recuerdo el trato que tenemos—espeté. Tras el rumbo que esta conversación estaba llevando.
—Damien, tan lindo. Si arrugas así el entrecejo, se te formaran arrugas—su estúpida actitud comenzaba a cansarme—deja esa cara amarguera. Serás el nuevo asistente de una gran amiga mía. No te pongas así, ella trabajara conmigo a partir de hoy.
—No Marinette, quedamos que sería asistente de la geren...
—Que roñoso eres, pareces un bebito haciendo pucheros con ese berrinche—iba ponerme de pie—¡Adelante, pasa! Vas amarla, todos en la empresa lo hacen.
Escuché la puerta abrirse, de mala gana giré mi rostro, para decirle a esa persona que no sería su asistente. Luego le recordaría a Marinette porque no debía hacer este cambio.
—¡No, imposible! —Al ver de quien se trataba, me levanté de un tirón—¿¡qué haces aquí!?—el pavor dominó mis sentidos y mi cuerpo se congeló de la impresión. Sentí asco al ver como se relamía los labios observándome de pies a cabeza.