Marinette es la CEO de Miraculous, la casa de modas que diseña lencería fina. Está casada con el cantante compositor Luka Couffaine, con quien tiene una hija que está incursionando en la industria de la música.
La talentosa diseñadora jamás supero...
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Salí de mi reunión con la decana de IFA. El reporte que me entregaron de Damien no es nada alentador. Según la estadística, su desempeño bajo unas semanas después de haber comenzado el proyecto de pasantes.
Cuando vi a Damien está mañana, pude fijarme en su aspecto, algo no andaba bien con él. Se ve cansado y bajo de peso. Según la decana, mi padre ha solicitado informes semanales del desempeño de Damien.
¿¡Cómo es que mi padre no me informo de esto, aquel día!?
Llamé a Miraculous para agendar una cita con recursos humanos y saber cómo es el rendimiento de mi hijo dentro de su empresa. Quedaron de recibirme el lunes por la tarde. Lo que me deja con ese pensamiento en la cabeza.
¿Debo decirle a Jekaterina?
En definitiva, no. Tengo que resolver esto con Damien; tener las cosas sobre la mesa con él. Para no preocupar a Jekaterina más de la cuenta.
—¡Adrien, mira nada más dónde te encuentro! —Alya me saluda desde el otro lado de la calle. Cruza la calzada y toma asiento—Sabine me llamó ayer por la noche, me contó del plan que tienes de ayudar a Marinette, ella, también dijo que leíste los diarios de mi amiga.
—¿Por qué no me dijiste lo que estaba pasando? —inquiero—Estuve ausente por tanto tiempo, creyendo tantas cosas—Mis dedos repiquetean sobre la mesa—Creí que Marinette estaba fingiendo no reconocerme cuando me vio más de dos veces, Alya.
—Adrien, estás en todo tú derecho de estar molesto. La falta de comunicación nos jugó en contra a todos; desde que te marchaste y no supimos nada de ti.
—Nino me dijo algo similar.
—¿Hablaste con Nino?
—Si, hablé con él por algo que leí en el diario de Marinette. Es una historia larga de contar. Lo que en verdad quiero decir, es que confíes en mí.
—Tienes razón, debí ser directa y decir las cosas. Pero, es que, yo también tengo mis problemas, mismos que me impidieron ayudar a mi amiga en lugar de complicar las cosas.
—Comprendo Alya, también tengo cosas personales que resolver; sin embargo, quiero ayudar a Marinette de la forma correcta. Para cuando este mejor, poder hablar con ella.
—¿Quieres que te acompañe a verla?
—No, es mejor que estes con la señora Sabine esperando en la clínica, ella necesita mucho apoyo. Dime algo que deba saber para tratar con Marinette.
—Tienes que ser firme con ella. No titubees, por muchas objeciones que te dé
Medito las palabras de Alya. Busco en mis recuerdos; la vez que hable con Marinette en el restaurant. Encontrando, lo que considero será la razón de aceptar la ayuda.
—Entiendo—. Su teléfono suena, es nuestra jefa.
—Tengo que irme. Hay unas entrevistas que tengo por hacer, pero estaré en la clínica con Sabine a las cuatro. Si necesitas apoyo, no dudes en llamarme.
