Capitulo seis

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Recuerden. Los capitulos no han sido editados y son escritos desde mi celular. Ya saben. Por si ven uno que otro error.

6 de Marzo de 2013

Bajo descalza en las escaleras, miro hacia todas partes para ver si alguien más se despertó pero no es así. Camino hacia la cocina porque hoy me toca a mí hacerles el desayuno a los chicos, ellos dijeron que somos siete y que cada uno le tocara un día para ser el desayuno, almuerzo o cena. De hecho estoy de acuerdo con ellos, la propuesta fue de Isaac pero todos empezaron a pelear quien dio la idea y quedaron que los cinco fueron.

 

Hombres.

Abro la nevera y saco los ingredientes para hacer panqueques de chocolate. Esos son panqueques especiales, mi madre me enseño hacerlos al igual que los de vainilla. Voy hacia donde están los platos, vasos y toda la loza para agarrar un bol blanco. Cuando giro casi pego un grito al ver a Colín parado en el umbral de la cocina mirándome con seriedad.

Ha pasado como tres días desde que vine a Oregón y a este pueblo, también ha pasado tres días desde que Colín no me ha vuelto hablar al menos no cuando estamos rodeados de los chicos.

—Dios, Colín, casi me da un infarto al verte ahí —digo, camino hacia el mesón para poner el cuenco y empezar a mezclar.

—Bueno, a todas les da un infarto al verme sin camisa —dice, su tono de voz es juguetón.

Entonces entiendo mis palabras y el doble significado que él le acaba de dar. Niego la cabeza con una pequeña sonrisa en mi rostro.

—Entonces, ¿que harás hoy para nosotros? —me pregunta Colín en alguna parte de la cocina.

—Panqueques —murmuro. Me concentro en la mezcla, meto un dedo en ella para después dirigirlo a mis labios, el sabor es inigualable.

— ¿Pongo el sartén para los panqueques?  —me pregunta. Asiento. — ¿Sabías que al concentrarte te sale unas pequeñas líneas en las esquinas de tus ojos y que arrugas la nariz?

No me había dado cuenta de que Colín se encontraba enfrente de mí. Su sonrisa se ensancha cuando lo miro directamente a los ojos.

—No, de hecho nadie me lo ha dicho. Pero gracias, eres muy observador —digo, con sarcasmo.

Colín sonríe aún más.

—Observador  —murmura.

—Acosador. Eso es lo que eres  — bromeo.

Giro con el bol para ir hacia donde está la estufa. Veo que la mantequilla ya está derretida para poner la mezcla en el sartén. Miro como se adapta y empieza a cuajar.

— ¿Porque la mezcla se ve café oscuro?  — me pregunta Colín.

Él está ahora a un lado mío, veo como adentra el dedo en la mezcla para después llevarla a sus labios. Colín cierra los ojos y gime con deleite lo que me pone incomoda, ya que en mi entre pierna empieza a palpitar. Dios, este chico me pone más que caliente.

—Delicioso, Whitney  —murmura Colín. Mi nombre en sus labios se ve provocativo e incluso parece que él lo hace a propósito.

 

Doble mierda.

—Gracias  —miro hacia el panqueque, le doy la vuelta para que el otro lado se cocine.

—De nada, ya sabes, cuando quieras cocinar siempre estaré encantado de decirte lo bueno que esta la comida  —dice casual, pero sé que me está provocando.

Pequeña Mentira #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora