Capítulo treinta y cuatro.

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8 de Diciembre de 2013.

Hacer las compras navideñas nunca han sido fáciles para mi, mucho menos ahora que mi madre se encontraba junto a mi lado mientras sostenía a Winnie y miraba las cosas.

- ¿Crees que Colín despierte? -pregunta de repente mi madre.

Deje de mover el carrito, veo los paquetes de pañales para bebés porque es más interesante que mirar a mi mamá.

-Debes de mirar las opciones, Whitney -dice ella como si estuviera segura de que Colín no despertara.

-Hablas como si no fuera a despertar -murmuro.

-Estoy mirando las opciones, Colín esta en un estado crítico y nadie sabe si él va despertar o si no lo hará.

Sacudo la cabeza, cojo el paquete de pañales y los arrojó en el carrito. Sigo caminando mientras veo cualquier cosa menos a mi madre.

-Whitney -murmura.

-Ya basta mamá -me giro hacia ella y la miró a los ojos-, deja de decir eso y de estar con tu lado pesimista. Colín va a despertar y va a estar bien, él no se va morir.

- ¿Eso crees tú? No quiero ser pesimista pero no quiero que después esto te lastime cuando veas que él ya no esta -su sincera de ella me esta matando y más porque he pensando eso en miles de veces.

No quiero llorar, no voy a llorar ni siquiera diré algo porque seria como gastar mi saliva en ella. Se que mamá esta así porque se preocupa por mi y porqué ha atestiguado contra Race.

Mi madre piensa que Race podría escapar y hacerme daño. Ella todavía no quita su mirada en mi así que voy hacia ella y le doy un beso en su mejilla. Sé que ella quiere protegerme porque no pudo hacerlo cuando Race me hizo daño.
-Él no va morir -digo con seguridad aunque esta ya se esté desvaneciendo.

****

Llegamos a la caja para pagar, Winnie sé ha dormido y mi mamá ha tenido que llevarla con ella todo el transcurso mientras compramos comida y cosas necesarias que necesitamos.

La señorita me sonríe, le doy una sonrisa amable. Veo como pasa cada producto por la el escaner, al final no me ha salido tan cara la compra. Pago pero la mujer se me queda viendo, la miro porque quiero saber que piensa y porque se me queda observando.

-Disculpe, ¿es usted Whitney Findlay, la esposa de Colín Findlay? -me pregunta nerviosa.

Mantengo mi sonrisa en mi rostro solo porque no quiero parecer amargada ni que piense que las fans del hombre a quien amo me caen mal porque de cierta manera las amo. Ellas han hecho cosas por Colín ahora que ha estado en este estado de coma.

-Sí -susurre.

-Lo siento mucho por lo que le paso a su esposo -pausa-, él no merecía nada de eso.

-Muchas personas no merecen nada malo pero aun así les pasa -sonrió triste. Necesitaba a Colín conmigo en estos momentos, necesitaba sus abrazos y que siguiera aquí cantando o diciendo algo tonto. Aunque a decir verdad tenia miedo de que eso ya no pasara nunca más. -. Colín tiene las mejores fans.

-Él tiene una gran familia, va a salir adelante.

Asiento, solo tenemos que mantener la fe de que él estaría bien y nada malo pasaría. No hay porque perder las esperanzas. -Muchas gracias y que tengan un buen día -digo, cojo mis compras con mi bolsa para caminar junto a mi madre.








12 de Diciembre de 2013.

Henry, mi abogado, se paseaba por el lugar de mi trabajo. Fabricio me permitió atenderlo aqui para arreglar mis asuntos, aunque él quería estar presente para poder ayudarme más.

Pequeña Mentira #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora