Pequeño Colín: Sin limites.

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24 de Enero de 2010.

Elsy soplo sus velas, todo el mundo aplaudió y coreo su nombre con alegría. Estaba feliz por ella, su veintésimo año de vida y debíamos celebrarlo a lo grande aunque ella quería una fiesta chica. Solo con las personas que nos conocen, amigos y familia pero quería lo mejor para ella, para la mujer que me ha apoyado desde siempre. No sé dónde estaría sin Elsy.

La observe abrazar a sus amigos, Jay estaba ahí igual aunque se veía un poco distinta. Su cabello esta vez fue teñido de anaranjado, sabía que se había puesto lentillas en los ojos de otro color por que se miraba algo rara pero de igual forma le quedaba. Jay siempre le quedaba todo.

Mi hermano se acercó a mi junto con sus compañeros de banda, apoye a Corey con su banda para sacar su primer álbum que fue un éxito en muchos países, hay que admitir que a todos les encantan chicos calientes tocar instrumentos, solo a las chicas, eso los hacia más caliente. Más interesantes para ellas.

—Se ve muy feliz —dice mi hermano mirándola.

—Ella lo está, Corey.

—Pareces estar muy enamorado —suelta el humo de su boca y tomo un trago de su cerveza. El todavía no está en la edad de tomar pero le vale hacerlo ilegalmente.

—Voy a pedirle que se case conmigo —suelto sin previo aviso.

Kei, que es el compañero de Corey y creo que es el guitarrista de la banda, suelta un suspiro. Creo que él está borracho pero parece más un hombre triste. Supe lo de su esposa, eso lo mato, él debe estar pasándola todavía mal.

—Ese es un enorme paso, hombre —dice, toma un poco de su agua mineral—. Pareces ser el tipo de hombre que quiere una mujer y siempre tendrán esa vida perfecta.

— ¿El hombre perfecto? —pregunto confundido.

El hombre asiente. —Exacto.

—Els es la mujer indicada para él, Kei —habla Corey—, al igual que tu chica lo fue para ti.

—No hables de ella —siseo contra mi hermano—. No quiero escucharte decir algo de ella.

—Calma Kei —me interpongo entre ellos dos—. No pelees hoy, es el cumpleaños de mi chica.

Kei se asombra al escuchar mis palabras, asiente. Lo llevo un lugar apartado de todos, no quiero que nadie le vaya a provocar o decir algo que le moleste. En verdad que siento mucho que su novia haya muerto y que su pequeña hija se haya quedado sin madre pero el debería seguir adelante por su pequeña. Quedarse estancado seria poco para él.

—La amo, la extraño mucho —hipo—, era mi chica ideal. Mia.

—Crearon algo juntos, precioso —me atrevo a decir, no conocía a su hija pero sabía que era hermosa.

— ¿A eso le llamas precioso? Se llevó a mi jodida mujer, mi chica —grito, el hombre estaba desolado.

—Tú lo ves así ahora pero no es así, Kei —trato de hacerle entender que su hija no es el enemigo. Joder. —. Esa pequeña te necesita, lleva un poco de ella.

—Se parece mucho a ella —suelta con lágrimas en sus ojos—. Tiene su cabello y su boca, es igual. No puedo hacerlo.

— ¿Qué no puedes hacer? —me senté a lado de él.

—Vivir sin ella. Educar a nuestra hija sin ella, no puedo.

—Claro que puedes, solo tienes que intentarlo —lo aliento.

Pequeña Mentira #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora