13: Voy a por ti.

2.1K 317 444
                                    


—Señora, se lo repito: ¡usted aquí sobra!

—¿Cómo te atreves a hablarle así a una señora que te dobla la edad? —dijo mi madre.

—Disculpe, momia del Paleolítico. Se lo diré más claro: me importa un pimiento que sea la madre de mi mejor amigo, porque aquí no se queda y punto. Díselo tú, Izuku. Díselo.

Los dos se giraron hacia mí, rojos de ira. Shokko, comiendo galletas frente a la tele, me tiró una a la frente para que reaccionara.

—Yo... a ver... ¿No podemos hablarlo como personas civilizadas?

—Es imposible razonar con el barriobajero de tu amigo. Se comporta como un pandillero. Mucho me temo que la convivencia será pésima

—¡Señora, que soy abogado! —exclamó Denki.

—Pues no se te nota, bonito.

—Izuku ¡dile algo! Espabila de una vez. Plántale cara y dile lo que piensas.

—¡Deja de mangonear a mi hijo! Es lo que has hecho siempre, pero ahora que estoy aquí, eso se va a acabar.

—¿Que yo lo mangoneo? ¡A usted Izuku no la soporta! Ahora entiendo todo lo que me contaba...

—No me lo creo, mal bicho. Estás tratando de meter cizaña.

Y siguieron discutiendo mientras yo consideré el tirarme por el balcón. Shokko soltó la caja de galletas y se tapó los oídos.

—¡Izuku, di algo! —gritaron los dos a la vez.

Cuando oí que llamaron a la puerta, corrí mientras ellos seguían discutiendo. Debía intervenir antes de que se liara. O me ponía de parte de mi amigo y echaba a mi madre a la calle. O le daba la razón a mi madre y soportaba la ira de Denki.

—¡Hola! —saludé sorprendido a Katsuki.

Él oyó los gritos y miró con curiosidad al interior. Me puse en medio para que no pudiera ver.

—¿Va todo bien?

—¿Qué haces aquí?

—Venía a hablar contigo, aunque puedo regresar en otro momento.

—¡No! —lo agarré del brazo al tiempo que entornaba la puerta, impidiéndole ver—. Vamos a otro sitio.

Antes de que la puerta se cerrara, Shokko salió a nuestro encuentro.

—¡Katsuki! —saltó a su cuello, por lo que él se vio obligado a cogerlo en brazos— ¿Has dejado a tu novia y vienes a pedirle a Izuku una cita?

Katsuki me miró boquiabierto.

—Sho, pero ¡que cosas tienes! ¿Por qué no entras? Katsuki y yo tenemos que hablar cosas de mayores.

—No me da la gana. Tu madre y mi hermano se están peleando.

Katsuki escuchó al niño con atención.

—¿Por qué? —le preguntó.

—La mamá y el papá de Izuku van a divorciarse y su mamá, que es una señora muy pesada, va a quedarse a vivir con nosotros. Mi hermano no quiere porque dice que es una vieja metiche, así que están discutiendo.

—Entiendo.

Cuando Shokko fue a abrir la boca de nuevo, se la tapé con una mano, cada vez más avergonzado.

—Si te estás calladito, dejaré que nos acompañes.

Él asintió, miró a Katsuki como si fuera un héroe y le cogió la mano. Y Katsuki le correspondió, bajaron juntos las escaleras, dejándome atrás.

My Boss? No!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora