My Boss? No!

7:Las verdades del alcohol.

Shoto resultó ser un encanto y yo empecé a preguntarme cómo dos hombres tan distintos podían ser amigos, de vez en cuando buscaba a mi jefe con la mirada para cerciorarme de que se había marchado. Así podría ligar con Shoto (o intentarlo) sin sentirme cohibido. Además, Denki se había largado cuando se dio cuenta de que Shoto no le prestaba atención.

-¿Tendría que preocuparme si mañana un montón de periodistas me acosan en la puerta de mi casa? -bromeé.

-Tranquilo, no soy tan famoso.

-Ya, seguro.

-Tú no me conocías.

-Entonces tendré que aprovecharme de la situación. Venderé la exclusiva, ya sabes, para ganar pasta.

-Apuesto a qué no eres de esos.

-¿Y tú qué sabes? -puse cara de pícaro.

Shoto se inclinó para apartarme un rizo de la frente. Era muchísimo más guapo de cerca. Aguanté la respiración creyendo que, tal vez, me besaría. Pero no lo hizo. Se limitó a susurrar a escasos centímetros de mi rostro:

-Esas cosas se notan, Izuku. Tienes cara de buena persona.

Pero si era evidente. ¿Cómo iba a fijarse aquel adonis semialbino y superfamoso en un chico del montón como yo?

-Ya, y también de pringado.

-¿He dicho algo malo? -Shoto preguntó confundido.

-No... ¿Cómo es ser famoso?

Se acomodó en la butaca. Parecía cómodo conmigo y yo lo estaba con él. Y tenía unas ganas increíbles de llevármelo a la cama.

-A veces es increíble; otras agobiante. De vez en cuando echo de menos mi vida como persona anónima. Pero la fama es adictiva.

-Siempre que no se te suba a la cabeza.

-Espero que no. Trabajar en una empresa de marketing tiene que ser increíble, todo lo que hay detrás de la publicidad ¿no?

-Pues no tengo ni idea, la verdad. Yo solo hago fotocopias y café para tu amigo... No le digas que te he dicho eso.

-¿Siempre eres tan espontáneo?

-Supongo. Es un mal hábito.

-De todos modos, debes de ser bueno cuando Katsuki te contrató. Lo conozco y es el tipo más exigente del mundo.

-Sí que lo es...

-Venga, cuéntame tu secreto, Izuku. Tengo entendido que despidió a su última secretaria porque tenía cierta adicción a los rotuladores fosfóritos y una voz insoportable.

-¿En serio?

-Sí. Tendría un mal día.

-Entonces no le cuentes que me inventé lo del hindi.

-¿Qué hiciste qué?

-Es el maldito alcohol. Si ya soy incapaz de mantener la boca cerrada sobrio, imagínate con un par de copas.

-¿Se supone que hablas hindi?

-Por supuesto. También francés, inglés...

De repente, Shoto murmuró varias frases que me dejaron con cara de lelo. Eso me sucedía por hacerme el listo.

-Yes, Yes -respondí muy serio.

Entonces Shoto empezó a reír mientras yo notaba como me hacía casa vez más pequeñito.

-Será nuestro secreto. -Me guiñó un ojo. Se acercó un poco más a mí-: Sí Katsuki se enterara de esto, montaría en cólera.

Tenerlo tan cerca me ponía pero que muy tonto.