21: Abuelito, dime tú...

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Los sábados no solía hacer nada del otro mundo. Dormía hasta el mediodía, pedía algo de comer, veía series. Podía pasarme toda la tarde enganchado a la tele. Al anochecer, me daba un baño de burbujas, bebía un par de cervezas y me ponía a escribir. Aprovechaba los fines de semana para dejar volar mi imaginación con historias que sabía que nadie leería nunca. No me tomaba la escritura como un trabajo, más bien como un hobby.

Pero aquel sábado, al ver que Denki agarraba el mando de la tele como si fuera la última chocolatina, suspiré profundamente.

-Ayer te trajo él a casa ¿no?

Aunque se hacía la tonta, mi madre escuchaba la conversación desde la cocina.

-¿Por qué? ¿Me estabas espiando?

-Como si no tuviera otra cosa que hacer.

-Bien.

-¡Bien!

Si ese era el fin de semana que me esperaba, más me valía buscarme un plan alternativo. Así que cuando Katsuki me llamó, vi el cielo abierto.

-Hola, Deku.

-¡Hola! -respondí, incapaz de esconder mi entusiasmo.

Desde el sofá, Denki me imitó con cara de idiota.

-Sé que te dije que nos veríamos hoy, pero va a ser imposible.

Noté que me iba apagando. Lo echaba de menos, daba igual que nos hubiéramos visto ayer. Necesitaba tocarlo, hablar, besarlo, arreglar las cosas... ¿Qué me sucedía?

-Ah... -murmuré desanimado.

-¿Deku?

-¿Mmm?

-Era broma, te estoy tomando el pelo.

-¿Desde cuando haces bromas? Vas a tener que practicar un poco más tu sentido del humor.

-¿Te viene bien que te recoja en media hora o es demasiado precipitado?

-¡No, no, está bien! ¡Si ya estoy listo!

Colgué el teléfono y miré mi pijama de héroes. Tenía que darme prisa.

-La próxima vez intenta que no se te noté la desesperación o saldrá corriendo -me aconsejó mi amigo de manera maliciosa.

-Me lo dice el que va llorando por las esquinas.

Al segundo me arrepentí de lo que había dicho.

-Oye...

-Qué bueno que te vayas. Y cuanto antes mejor.

Me fui al baño y me dije que ya tendríamos otro momento para arreglarlo. Pero con cada día que pasaba, nuestra relación se enfriaba. Como apenas tenía tiempo, opté por una camiseta básica, vaqueros y zapatillas. Iba a pedirle a Denki que me arreglará el pelo, pero recordé que estábamos enfadados y opté por ponerme un poco de espuma.

-¿Puedo ir contigo? -suplicó Shokko, al saber que me iba con Katsuki.

-Lo siento, tenemos que hablar cosas de adultos.

-Koko, deja que se vaya. Cualquiera que no sea su querido Katsuki es un estorbo para él -ironizó Denki.

Antes de marcharme, me acerqué a Denki y le susurré para que quedara entre nosotros:

-¿Por qué no vas con tu hermanito al parque o a tomar un helado en vez de quedarte todo el día tumbado en el sofá?

-¿Y a ti que te importa? Además, se irá pronto, así que tranquilo. Mis padres vuelven en un par de semanas. Sé que es un estorbo para ti.

My Boss? No!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora