N/A: Sugerencia: si no recuerdan mucho el capítulo de la entrevista (el 2) os invito a darle una leidita antes de empezar aquí.
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Aquel día estaba siendo un día de mierda. Entrevistar a secretarias que sabía de sobra que me iban a durar un puñado de días era algo que me ponía de los nervios. Hasta había empezado a clasificarlas por categorías. La última a la que había entrevistado encajaba en la de "empleada sumisa que me saca de mis casillas", de eso estaba convencido. Luego estaba las que tocaban todas mis cosas sin permiso, las que sonreía aunque les echara la bronca, las obsesas de los rotuladores fosforitos, las histéricas, las lloronas y, las que más me cabreaban, las aduladoras. Esas se llevaban la palma. Si existía algo en el mundo que me enfurecía eran aquellas personas que me hacían la pelota de una manera descarada. Capaces de trepar como buenas arpías y de pisar a quien hiciera falta. Aunque, para arpía, ya tenía a Uwabami, que últimamente no hacía más que lanzarme indirectas sobre el matrimonio.
¿Tan difícil era encontrar a alguien que se limitará a hacer su trabajo, hablar poco y no tocarme los cojones? ¿Era pedir demasiado?
Mi hermana Marin siempre me decía que era un amargado al que todo le molestaba. Puede que tuviera razón. Criarme en una familia de hipócritas sin sentimientos me había hecho ser quién era.
-¡Siguiente! -grité, cabreado al pensar en mis orígenes.
Trataba de mantener mi pasado alejado de mi mente la mayor parte del tiempo, pero en ocasiones la cabeza me jugaba una mala pasada.
Fijé mi vista en la estantería, intentando no pensar. No quería acordarme de mi hermano ni de la familia. Quería una secretaria nueva que no me pusiera de los nervios.
La noté a mi espalda, quieta como una estatua. Ni siquiera se anunció ni intentó hacerse notar. Le di cierto margen, a ver si espabilaba. Yo no mordía. ¿Daba esa impresión?
Olí su perfume. Un aroma fresco, agradable y cítrico. No la clase de perfume intenso que tanto aborrecía.
-¿Por qué se queda ahí parada como monigote? Siéntese -le ordené con fastidio.
Me di la vuelta y la miré de arriba abajo. Era un chico. Vestido de manera elegante, pero no demasiado. Con un perfume agradable. Con un rostro bonito pero no demasiado. Y me miraba deslumbrado, lo que me hizo bastante gracia. Y es que hubo algo que mis padres hicieron bien. Soy atractivo, y lo sé.
-¿Por qué le interesa trabajar en Bakugo's Co., señor Midoriya?
Poseía una mirada limpia. Había cierto encanto en él que me interesó. Estaba acostumbrado a mujeres despampanantes, no a chicos corrientes que desprendían naturalidad. Había algo en él, no sabía el qué. ¿Optimismo? ¿Ingenuidad?
Cogí su currículum de encima de la mesa y volví a echarle un vistazo por encima. No pude estudiarlo con mayor profundidad, pues su sincera respuesta me dejó con dos palmos de narices.
-Porque estoy en paro -respondió tan ancho.
Enarqué una ceja. Pensé que igual estaba de broma. Había hecho esa pregunta miles de veces y nunca me habían contestado nada semejante. Tuve ganas de sonreír pero me contuve.
-Es usted bastante práctico -le dije.
-Ah, sí, desde luego.
¿Desde luego? Vaya, vaya... Aquel chico deslenguado me iba a brindar un poco de diversión después de todo.
Leí su currículum con detenimiento y tuve ganas de soltar un juramento. ¿Hindi? ¡Venga ya! ¿Escuelas en India? ¡Coño, que vida tan interesante! Lo miré fijamente, a ver si se ruborizaba un poco. En su lugar, me dedicó una sonrisa nerviosa y no dijo nada. Me estaba mintiendo a la cara y no se cortaba un pelo. Aquello sí que iba a ser divertido. Podía seguirle el juego, de eso estaba seguro.
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My Boss? No!
FanficIzuku es un joven un poco desastre, recuperandose de un ruptura con su novio de siempre, su familia un poco inestable. Al menos tiene un gato y un nuevo trabajo, que sería perfecto si no fuera por su nuevo jefe: Mr. Smile". Pareja: Katsudeku Género:...