Querido Mimic:
Si algo puede salir mal, saldrá mal.
Cuando abrí la puerta de mi apartamento, una niñera desquiciada me estaba esperando con lágrimas en los ojos. Y no, no estoy exagerando. ¡Estaba llorando!
Shokko estaba sentado delante de la puerta de la habitación. Me miraba en plan desafiante y sonreía con chulería. Con la mano derecha sujetaba un peluche de Raichu decapitado que su hermano le había regalado hacía un par de días.
Un escalofrío me recorrió la espalda. Si hicieran un remake de Rosemary's Baby, estoy seguro de que escogerían a este niño de protagonista.
-¿Se puede... saber qué ha pasado aquí?
Tampoco había que ser adivino. Los cojines del sofá mutilados, las paredes pintadas con ceras, los rollos de papel cocina desperdigados por toda la casa. El gato aterrorizado, escondido debajo de la mesa.
-Hola, Izuku -me saludó Shokko con falsa inocencia.
-Vete a tu cuarto -ordené.
-No es mío, es de mi hermano. Yo solo soy un estorbo.
-¡Qué desaparezcas de mi vista! -grité, perdiendo los papeles.
Shokko hizo un puchero, agarró el cuerpo sin cabeza de Raichu y se metió en el cuarto de Denki. Durante un fragmento de segundo sentí lástima, hasta que volví a mirar mi apartamento destrozado, en la fianza del alquiler perdida y en el tiempo que tardaría en arreglarlo todo.
-Me ha... amenazado... con arrancarle la cabeza a sus muñecos uno a uno cada quince minutos si no regresabais alguno de los dos.
Me frote los ojos, agotado. Estaba tan cansado de aquella situación.
-No sabes cuanto lo siento.
Fui a por mi billetera para pagarle el doble de lo que habíamos acordado, por las molestias. Ella agarró el dinero y sacudió la cabeza
-Me gustaban los niños. ¡Hasta quería ser madre algún día! Pero... ¡ya no sé qué pensar!
-Digo yo que no todos serán así.
Se encogió de hombros y se fue. Y con ella se fue también mi malhumor. De repente no estaba enfadado, sino deprimido. Tener que lidiar con aquel niño era muy estresante. Y cuando me estresaba, me daba por pensar. Y cuando pensaba, me acordaba de mi triste vida.
Recordaba que Hitoshi se había ido con otro, por ejemplo. Que me gustaba escribir pero nunca llegaría a vivir de ello. Que había estudiado una carrera para la que no tenía vocación. Que, a día de hoy, ninguno de mis objetivos se había cumplido. Que mañana me tocaría enfrentarme otra vez a Katsuki y que aquello me producía verdadero pavor.
¿Cómo iba a mirarlo a la cara después de todo el veneno que había escupido?
Miré el apartamento resignado y, en vez de recogerlo, abrí el portátil y comencé a teclear con furia. No sé por qué pero cabrearme me inspiraba. Pasé horas escribiendo, que perdí la noción del tiempo. Cuando volví a la realidad, faltaban un par de horas para el amanecer y Denki aún no había regresado.
Cerré el portátil. Necesitaba irme a la cama si no quería ir a trabajar como un zombi. Al pasar por la habitación de Denki me detuve frente a la puerta y vacilé unos segundos.
No, me dije. Aquella no era mi batalla. Era de Denki y de los irresponsables de sus padres.
Iba a pasar de largo hasta que oí un sollozo apenas audible que me pellizco el corazón. Entré y vi el cuerpo de Shokko, acurrucado y llorando muy bajito. Primero maldije a mi amigo y luego me senté en la cama para acariciarle el pelo.
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My Boss? No!
FanficIzuku es un joven un poco desastre, recuperandose de un ruptura con su novio de siempre, su familia un poco inestable. Al menos tiene un gato y un nuevo trabajo, que sería perfecto si no fuera por su nuevo jefe: Mr. Smile". Pareja: Katsudeku Género:...