Querido Mimic:
Puede que hoy haya sido el peor día de mi vida. Posiblemente en el futuro me diga a mí mismo que estaba equivocado. Pero ahora mismo, estoy convencido de que no hay nada peor que llevarse una desilusión como esta. Estoy haciendo la maleta con el corazón roto. Una maleta sin destino, porque aún no he decidido adonde ir. Te preguntarás la razón. Voy a contártelo, a mi manera. Poner por escrito las miserias de la vida de uno siempre es complicado.
Tras aquella discusión breve y extraña, pues a mí me había dejado desconcertado, llegó el fin de semana. Tenía la esperanza de que Katsuki diera señales de vida. El viernes lo llamé un par de veces, pero al ver que no me cogía el teléfono dejé de intentarlo. El sábado, más cabreado que desconcertado, le envié uno de esos mensajes más largos que el Quijote. Lo leyó. Los puñeteros check azules son demasiados reveladores. ¿Y qué hizo? Nada, absolutamente nada. No dio señales de vida. Así que el domingo, harto y furioso, decidí salir con Denki a dar una vuelta.
Mi madre se había ofrecido a quedarse con Shokko, creo que intuía que yo necesitaba escaparme un rato. Ni siquiera le conté a Denki lo que me sucedía, a pesar de que mi amigo se olía algo. No había que ser demasiado inteligente para saber que entre Katsuki y yo pasaba algo. Llevábamos días sin despegarnos el uno del otro, así que su inesperada ausencia y mi irritante humor debían estar relacionados.
Me esforcé por divertirme, pero todos mis intentos fueron poco creíbles. Al final, fue Denki quien sugirió que volviéramos a casa. Lamenté no ser el amigo que él necesitaba en aquel momento, pero me veía incapaz de fingir una alegría que no sentía. ¿Cómo me sentía? Era extraño. Tras la ruptura con Hitoshi había llorado, maldecido y gritado. Ahora, en cambio, solo me sentía vacío. No había rabia o enfado, Kacchan se lo había llevado todo. En su lugar me había dejado incompleto y triste. Me habia quitado la posibilidad de enfadarme, de gritar o llorar de rabia. ¿Sabes por qué? Porque me había enamorado de él hasta las trancas.
Denki fue el primero en verlo en el portal, a punto de llamará nuestro timbre. Eran las doce y media de la noche. Me dio un leve codazo para llamar mi atención y luego nos dejó a solas sin decir nada.
Me fijé en su aspecto desaliñado. Nunca una camisa arrugada ni una barba de tres días fueron tan reveladoras. No se acercó a mí y se lo agradecí. Me quedé allí plantado, delante de él. Tenía muchas cosas que decirle. Un montón de reproches que gritarle a la cara. Él lo sabía. Lo vi en su expresión desafiante, tentándome a darle un motivo para alejarse para siempre. No iba a concederle aquel placer. No, no lo haría.
-Necesita estar solo -dijo sin más.
Una parte de mí quiso preguntarle dónde y con quién había estado, pero sabía que no se trataba de eso. Él no era así. Para Katsuki, estar solo significaba estar solo. No sin mí, sino lejos de todo el mundo. Y aquello me dolía mucho más.
-Ya, ya lo veo -respondí con frialdad.
-¿No vas a decir nada?
Sonreí con tristeza.
-¿Qué quieres que diga? -dejé caer los brazos mientras le pedía en silencio, una explicación- ¿Qué ya me lo advertiste? ¿Qué en el fondo me está bien empleado, por tonto?
Suspiró, tan triste como yo.
-Grítame, haz que me sienta como el cabrón que soy. Me lo merezco -pidió al ver mi apatía.
-No te lo mereces.
Al sentir las lágrimas en mis mejillas, me esforcé por contenerlas. No quería llorar. No podía permitirme ser débil, pues sabía que me derrumbaría por completo.
-Deku, no llores por mi culpa.
Fue a tocarme, pero me aparté con brusquedad.
-¿Que no llore por ti? -Le encaré, dejando brotar toda la rabia que me había guardado para mí- ¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres? Creí que me lo habías dejado claro con tus silencios.
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My Boss? No!
FanfictionIzuku es un joven un poco desastre, recuperandose de un ruptura con su novio de siempre, su familia un poco inestable. Al menos tiene un gato y un nuevo trabajo, que sería perfecto si no fuera por su nuevo jefe: Mr. Smile". Pareja: Katsudeku Género:...