Querido Mimic:
Verás, a mi familia le gustaba bromear diciendo que yo era un gafe. A veces me enojaba y otras me resignaba. Con el paso de los años, una parte de mí fue asimilando la idea. Esa fue la razón por la que no me sorprendí a la mañana siguiente, cuando me desperté a las siete y media y no había rastro de Katsuki en mi apartamento. La manta con la que lo había tapado estaba doblada sobre el sofá. Se había largado sin hacer ruido, pensé que por lo menos podría haber dejado una nota de agradecimiento. Entre el Katsuki ebrio y deslenguado y el tipo serio y distante existía un abismo.
Abrí el portátil para mirar los portales de búsqueda de empleos. Nada. Decidí que aquel día me patearía la ciudad para dejar mi currículum en varias empresas. Pero antes borré todo lo que me había inventado y lo actualicé con la verdad.
Shokko apareció al cabo de un rato reclamando su leche chocolateada.
—No quedan galletas de chocolate —sacudió la caja vacía.
—Te las comiste todas.
—Eso ya lo sé. Se supone que los adultos os encargáis de hacer la compra. ¿Ahora que desayuno? Tengo hambre.
Este mocoso me cae fatal. Posee la habilidad de ponerme de mal humor con solo abrir la boca. Sé que no está bien hablar mal de los niños, pero es que es realmente insoportable.
—Una tostada es mejor que un dulce.
—¡Vaya asco de casa!
Se sentó a mi lado y puso sus animes. Sostuvo la taza y volvió a la carga.
—Izuku, tengo hambre.
—Termínate tu leche.
—Seguiré teniendo hambre cuando me la acabe.
—Pues hazte una tostada y déjame en paz.
—¡No quiero tostadas, quiero galletas!
Hundí las manos en el agujero del sofá y saqué un puñado de relleno.
—¿Sabes lo que les pasa a los niños que destrozan sofás? ¡Que no tienen derecho a desayunar galletas!
Shokko se bebió de tirón su leche sin dejar de mirarme con odio. En ese momento, Denki salió del baño.
—¡Haya paz! No son ni las ocho y ya estáis discutiendo.
—Eso díselo a tu hermanito.
—Lo haría, pero pensé que tú eras el adulto de los dos.
—No lo es. No sabe ir a comprar galletas.
Respiré muy hondo.
—Lo había olvidado. Las compraré cuando vuelva del trabajo ¿vale, Sho? —Denki le acarició la cabeza— Portate bien, y no le des la lata a Izuku.
Me levanté de un salto.
—¿Cómo? ¿No tiene que ir a la ludoteca?
—La directora me llamó ayer para decirme que lo habían expulsado ¿Te lo puedes creer? Pago trescientos euros al mes para que nos sepan hacer su trabajo.
—¿Qué...?
—He pensado que como no tienes trabajo, podrías quedarte con él hasta que encuentre otro sitio donde dejarlo. Son todo ventajas ¿no crees?
Se atusó el cabello frente al espejo al tiempo que a mí se me desencajaba la mandíbula.
—¡Es una idea espantosa!
—Si no hay más remedio —dijo Shokko.
—¡Ja! Y encima el señorito tiene quejas! —flipé.
—Eres el peor niñero del mundo.
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My Boss? No!
FanfictionIzuku es un joven un poco desastre, recuperandose de un ruptura con su novio de siempre, su familia un poco inestable. Al menos tiene un gato y un nuevo trabajo, que sería perfecto si no fuera por su nuevo jefe: Mr. Smile". Pareja: Katsudeku Género:...