19: Disculpas.

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Apenas probé bocado durante el almuerzo. No se me quitaba de la cabeza mi conversación con Katsuki y todo lo que no nos habíamos dicho por orgullo. Yuga me miraba de reojo sin decir nada, aunque creo que algo se olía.

Aparté el plato de comida, sin apetito.

¿Por qué me había tenido que liar con Katsuki? ¿Por qué no podía mantener mi bocaza cerrada?

Aquel día se me amontonaban los problemas sin solución o yo no sabía resolverlos. Mi madre, a saber dónde, estaría odiándome por todo lo que le había dicho. Denki no podía ni mirarme a la cara. Y Katsuki se comportaba como si toda la culpa fuera mía.

Me extrañó que mi padre me llamase al móvil, así que salí a responder la llamada. Desde que cumplió cincuenta años, mi padre vivía en un mundo irreal. De repente, aquel hombre entregado a su matrimonio se había convertido en un completo desconocido que creía vivir una segunda juventud, acostandose con jovencitas de la edad de tu hijo. Nunca hablábamos de ello, pues mi madre se había empeñado en hacer la vista gorda.

-Hola, Izuku ¿Qué tal estás?

-¡Papá, cuánto tiempo!

-Ya sé que he estado ausente. El divorcio, vivir lejos... en fin.

-¿Está todo bien, papá?

-Eso mismo iba a preguntarte yo, cariño. Ya sé que no he sido el mejor marido del mundo, pero ayer me llamó tu madre a las tantas de la noche para decirme que vuelve a casa. No creas que no me alegré, Izuku. Quise arreglar las cosas con ella, pero no quiso perdonarme. Una parte de mí me dijo que era lo mejor. Pero la noté tan triste que comencé a preocuparme ¿Habéis discutido?

No quería que mi madre volviera con mi padre porque sintiera que no tenía otro lugar dónde ir.

-Izuku, ya sé que tú madre puede ser difícil, pero yo tengo parte de culpa. No me he comportado bien con ella. Tú madre...

-Papá, ya sabes cómo me trata. Como si fuera un inútil.

-Lo creas o no, siempre habla de ti con orgullo cuando no estás delante.

-No me lo creo.

-A medida que pasan los años, los padres también necesitamos a nuestros hijos. Si tu madre fue a buscarte, lo hizo porque se sentía sola. Creo que dice mucho que acudiera a ti y no a tu hermano. Apuesto a que no te a contado cómo se sentía.

-¿Te ha pedido ella que me lo contarás?

-Hijo, tu madre y yo no somos los mejores amigos en este momento, pero hasta alguien como yo sabe que la madre de sus hijos es alguien importante en su vida. No, claro que no me ha pedido que hable contigo. Te llamo porque quiero cerciorarme de que tu madre no vuelve conmigo porque se siente sola. Piénsalo, Izuku.

Lo pensé y comencé a sentirme fatal. Nunca se me había pasado por la cabeza que mi madre me necesitara. A lo mejor tenía que empezar a replantearme nuestra relación.

-Está en el hotel NN. Se viene al pueblo en el último tren.

Apenas me había dado cuenta de que subía las escaleras en dirección a mi puesto. Dejé mi bolso sobre mí escritorio y vi a Katsuki en su despacho. Y me pareció extraño que no estuviera trabajando. En vez de eso, estrujaba una pelotita antiestrés.

Me imaginé que pensaba en mí cuando la apretaba con cara de asesino. Qué romántico.

Sin pensarlo, llamé a su puerta y la abrí. Él dejó la pelota, miró en mi dirección y puso mala cara. Haciendo caso omiso a su expresión, cerré la puerta y me acerqué a él.

My Boss? No!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora